“Si quieres ganar un adepto para tu causa, convéncelo primero de que eres su amigo sincero.” Abraham Lincoln lo tenía claro y sabía que para el político era esencial saber vender sus ideas. Con la progresiva inclusión de la opinión pública en la política, los estadistas se han preocupado cada vez más por la comunicación, ya sea a través de una imagen estudiada o de sus palabras. Éstas han acompañado a los presidentes durante años y han dado forma a grandes momentos históricos. A continuación, repasamos los discursos presidenciales que han marcado a los Estados Unidos.
Franklin D. Roosevelt
Roosevelt fue el presidente que gobernó durante más tiempo y lo hizo en una época convulsa. Tuvo que sortear la crisis financiera de 1932 y lo hizo siendo el padre del New Deal. Aún así, su discurso más memorable fue otro. Lo hemos visto en muchas películas y documentales. Después de los ataques japoneses a Pearl Harbour, a Roosevelt no le tembló el pulso y lanzó a los Estados Unidos de América a la Segunda Guerra Mundial. Su proclama desde el pedestal del Congreso fue, sin duda, uno de los grandes momentos de la historia del país.
Harry S. Truman
La retórica no era su especialidad, pero Truman fue el líder estadounidense en un momento clave de su historia. No era un gran orador y siempre leía sin levantar la cabeza del papel. Aún así pudo pronunciar discursos de gran calado. El de más trascendencia fue, sin duda, cuando anunció a los ciudadanos la decisión de poner fin a la guerra con el bombardeo nuclear de Hiroshima y Nagasaki. Terminado el conflicto, el presidente también proclamó la doctrina Truman con la que se iniciaba la Guerra Fría y se perseguía al comunismo alrededor del mundo.
Dwight D. Eisenhower
Después de liderar las tropas en el frente occidental durante la Segunda Guerra Mundial, el carácter militar de Eisenhower se adaptó a la presidencia. Uno de sus discursos más importantes fue de tono pacifista, cuando pidió limitar el presupuesto armamentístico y llegar a una paz con el bloque soviético. Su intención no llegó a buen puerto y combatió al comunismo. Su mensaje más recordado – por su inquietante advertencia – fue el de despedida, cuando alertó de la poderosa influencia del complejo industrial-militar estadounidense en el mando del país y de la creación de una macroestructura bélica.
John F. Kennedy
JFK es, sin duda, uno de los presidentes más carismáticos y con mejores dotes oratorios de la historia. Sus palabras son citadas con frecuencias y se ha convertido en uno de los símbolos más reconocidos de su país. Impresionó y motivó al público con discursos de gran calidad retórica y trascendencia como su toma de posesión como presidente, sobre la laicidad del Estado o la carrera espacial. Kennedy también luchó contra el comunismo y se ganó la simpatía de los alemanes con su célebre Ich bin ein Berliner en su visita al Berlín Occidental. Pero quizás su discurso más poderoso fue el que sentó las bases para establecer los derechos de los afroamericanos y combatir la segregación racial. Su speech supuso un nuevo capítulo en la historia civil estadounidense.
Lyndon B. Johnson
LBJ no tenía el carisma ni la retórica de Kennedy, pero tras su asesinato dirigió el país y culminó algunos de los proyectos de su predecesor. Su oposición al comunismo lo lanzó al fiasco de la Guerra del Vietnam. Su mayor legado fue el discurso The American Promise o We shall overcome donde reivindicó el derecho de las minorías raciales y dio cuerda a la ley que pondría punto y final a la discriminación. Kennedy y Johnson ilustraron el cambio de rumbo social de los Estados Unidos.
Richard Nixon
El mandato de Nixon estuvo marcado por una mejora de las relaciones con el mundo comunista. Los Estados Unidos se abrieron a la China de Mao y, tras el continuo fracaso militar, anunciaron su retirada del Vietnam. Como Truman, no fue un gran orador y casi siempre leía descaradamente sus textos. El escándalo del Watergate reveló la corrupción, mentiras y maquinaciones del líder de la Casa Blanca y puso a Nixon entre la espada y la pared. Su discurso más memorable fue el que le sentó en el despacho oval para anunciar, sin alterar la severidad de su rostro, que el presidente dimitía por primera vez en la historia.
Gerald Ford
El mandato de este republicano fue breve y sin grandes cambios. Así como su predecesor, la retórica de Ford fue limitada y poco vistosa y incluyó referencias a Dios. Siguió el camino de Nixon y pactó los acuerdos de Helsinki, que suavizaron la relación con la URSS. Su discurso más recordado – y también el más polémico – fue con el que concedió el perdón a Nixon y a sus abusos de poder.
Jimmy Carter
Carter es considerado uno de los presidentes más inefectivos en política exterior pero el paso de tiempo ha demostrado que eso no fue así. El demócrata, idealista hasta la médula, consiguió arrancar un importantísimo acuerdo de paz entre Israel y Egipto y reestablecer las relaciones diplomáticas con China. Carter nunca fue un gran orador, con un estilo que le daba un aire de inseguridad. Este problema no se vio en las palabras que dirigió a sus ciudadanos para acercarse al pueblo y hacer autocrítica del distanciamiento de Washington.
Ronald Reagan
Éste actor reconvertido en político fue, junto con Kennedy, el presidente más carismático de los Estados Unidos. Marcó el rumbo conservador y neoliberal del país durante la década de los 80 y se sirivió de su estilo retórico, claramente influenciado por su frescura interpretativa. Reagan dejó muchos discursos para la historia, como su referencia al “imperio del mal”. Suplió con creces la falta de proximidad política que reivindicaba Carter (chistes soviéticos incluidos) y lo supo combinar con la mano dura en el exterior (bombardeo de Libia, invasión de Granada, financiación ilegal del movimiento armado en Nicaragua). Su capacidad para marcar el ritmo en una década agitada y para mantener la popularidad lo hacen ser, para muchos, el mejor presidente de los Estados Unidos. Su mejor discurso, por estilo y peso histórico, fue el que reclamó a Gorbachov derribar el muro de Berlín ante los ciudadanos de la dividida capital alemana.
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George H. W. Bush
El heredero de Reagan siguió su línea política e ideológica pero no conservó el singular estilo oratorio de su predecesor. Uno de los discursos más conocidos de Bush fue sobre el Nuevo Orden Mundial que nacería de la derrota comunista. Aún así, el mandato del republicano estuvo condicionado por la Guerra del Golfo Pérsico. La declaración y la formación de una coalición internacional contra Saddam Hussein fue su momento televisivo más potente, ya que sentó las bases de la guerra continua contra Iraq en la que también caería Bush hijo. El éxito militar catapultó la popularidad presidencial hasta unas cifras que sólo superaría su descendiente.
Bill Clinton
Clinton recuperó el arte de la oratoria y de la proximidad política sirviéndose de su humor. Eso también se ha podido observar después de su presidencia, cuando él y su família se ha dedicado a dar charlas y conferencias. En sus dos mandatos, el demócrata dio importantes discursos como la mejora de la posición de los homosexuales en el ejército estadounidense y los ataques a Iraq por la negativa de Saddam Hussein de permitir a la comunidad internacional investigar el uso de armas de destrucción masivas. Como Nixon, el discurso más recordado de Clinton fue en el que pidió perdón a los Estados Unidos por haber bloqueado las investigaciones sobre su affair con Monica Lewinsky. A diferencia del republicano, pero, Clinton finalizó su presidencia con los mayores índices de popularidad desde 1945.
George W. Bush
Como su padre, George Bush siguió la línea conservadora y neoliberal que inauguró Reagan en los 80. Sus ocho años de mandato estuvieron marcados por el ataque terrorista a las torres gemelas de New York y el inicio de la guerra contra el terrorismo. El presidente supo conducir la emoción e ira de los ciudadanos, con una popularidad inaudita del 90%, declaró la ocupación de Afganistán como responsable de dar cobijo a los responsables del 11S y firmó la Patriot Act que ponía los derechos individuales al servicio de la seguridad nacional. Posteriormente, se lanzó a Iraq con el supuesto pretexto de las armas de destrucción masivas. La captura de Saddam fue el pequeño éxito de una misión que se ha revelado como el Vietnam moderno. Toda la popularidad de Bush se hundió junto a los mercados financieros en la crisis económica de 2008, que la administración no supo afrontar. En todo caso, su declaración de Guerra contra el Terror fue la más significativa de su mandato, ya que dio paso a un nuevo capítulo de conflictividad que ha marcado el inicio del siglo XXI.
Barack Obama
Después de los ocho años de Bush, llegó a la Casa Blanca uno de los oradores más sorprendentes. Obama demostró ser un genio de la comunicación política en campaña electoral, sobre todo en la de 2008, que marcó su ascenso al poder. Sus discursos motivaron y convencieron a los estadounidenses de que el cambio era posible. El Yes, we can, un producto de marketing político que pasó a ser un referente pop, ilustra a la perfección el espíritu de Obama.
Durante su mandato, el demócrata ha hecho gala de sus dotes retóricas con discursos tan memorables como la defensa de los derechos raciales, la retirada de la guerra de Iraq o la contundencia contra la posesión de armas. A veces, también ha sido prisionero de sus palabras, como en las líneas rojas de Al-Assad. El presidente ha anunciado decisiones vitales como la muerte de Bin Laden, la firma de la reforma sanitaria o los ataques contra el Estado Islámico pero, como apuntan muchos analistas, su energía y potencia comunicativa se ha suavizado. Obama ya no es el mismo que en campaña, pero aún le quedan muchos discursos para la historia.