Hoy parece que es de obligación pregonar pasiones a los cuatro vientos que uno está loco de amor, por eso y siguiendo las palabras de la Pantoja que dan título a este blog, hoy quiero confesar que estoy enamorado... Y aunque parece que proclamar ciertos amores hoy esté casi prohibido, a pesar de ser mirado como bicho raro, confieso que estoy loco por el ser más maravilloso que existe, ha existido y existirá y por ello, públicamente le dedico el soneto que escribí hace años al Cristo del Calvario, sabiendo que, ni por asomo, podré jamás amar como él ama.
Humano Dios colgado de un madero,
Dios mismo hecho hombre divino,
extraña senda es tu amargo destino
pues, por amor, te entregas a mí entero.
Tu pecho, traspasado ya de acero,
manando está la sangre que hoy es vino
y quiero caminar yo tu camino,
y ser tu amigo, amante y compañero.
Quisiera yo amar como tú me amas
-sin límite, sin tiempo y sin medida-
borracho de la sangre que derramas,
bebiéndola, sediento, de tu herida,
tu herida de amor, porque tú me amas,
tú me amas tanto, que me das tu vida.