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15 años de fútbol

Publicado el 10 noviembre 2011 por Marianofusco

15 años de fútbol

Hoy en día, entre tanta mediocridad, se suele menospreciar a la palabra crack. Es tal la escasez de buen fútbol que tenemos en esta época que ante el primer indicio de algo distinto se suele utilizar esa palabra sin antes pensarlo. Más allá de los gustos personales, hay un método casi infalible para detectar con algo más de certeza a estos distintosPor más buenos que sean, los grandes, tanto en el fútbol como en cualquier ámbito de la vida cotidiana, dividen aguas. No importa qué tan buenos sean, pero generan amor y odio, siendo probablemente esa la principal razón de su grandeza. Y pese a quien le pese, Juan Román Riquelme debe ser el mejor ejemplo de esta situación.
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Un día como hoy hace 15 años, nuestro hombre comenzó a forjar esta relación ambigua que hasta hoy sabe sostener con todo el público futbolero. Ese día, el 10/11/96, Román debutó en su único gran amor, Boca Juniors. Lejos de tener que esperar unos partidos para lograr la aprobación de un público que tenía fama de ser reacio a los jugadores de su estilo, mostró un nivel tan alto que el ya célebre “Riqueeeeeeelme, Riqueeeeeeelme” bajó por primera vez desde todos los rincones del Alberto J. Armando. Simplemente amor a primera vista.

Así, casi sin saberlo, desde ese partido se empezó a formar a un genio que hoy en día es todo un icono de nuestro fútbol. Mientras esperaba al técnico que iba a allanarle el camino en su club, también iniciaba su andar con otro romance, la selección Argentina. Si bien unos años después todo iba a terminar en un triste culebrón, los primeros años con la albiceleste fueron simplemente soberbios. En su primer gran competición, el mundial sub-20 de Malasia, se convirtió en la figura de un gran equipo y terminó siendo uno de los principales responsables de la consagración en ese torneo.

En ese momento Riquelme certificó su condición de líder y supo mantenerla a la perfección a lo largo de todos estos años. Apenas pisa la cancha, su influencia se nota en un abrir y cerrar de ojos en todo su equipo. Quizás gracias a la confianza y libertad otorgada por Carlos Bianchi, su padre futbolístico, el Torero ha sabido modificar jugadores y equipos enteros con sus actuaciones. Así como comentaban que Bochini le dio de comer a varios centrodelanteros durante sus años en Independiente, Román no sólo agrandó delanteros, sino que también gracias a su habilidad se vieron beneficiados incontables laterales y mediocampistas externos por la perfecta lateralización del juego que siempre propuso y aún sigue proponiendo el 10.

15 años de fútbol

Entrar a detallar todo su palmarés sería convertir estas líneas en un largo discurso con poco sentido, ya que ganó casi todo lo que se propuso ganar. Más allá de los incontables éxitos con Boca, entre los que se destacan las Libertadores y la Intercontinental, también supo darse el lujo de llevar, en gran parte gracias a sus enormes actuaciones, a un equipo denominado chico como el Villarreal a semifinales del torneo más difícil y prestigioso del mundo, la Uefa Champions League. Por más que algunos quieran quedarse con sólo una imagen (esa del final tras el penal atajado por Lehmann), significó una gran revancha luego del que probablemente haya sido su único pasaje decepcionante a lo largo de estos quince años, ese triste momento en el Barcelona.

Pero más allá de todo esto, Riquelme también ha sabido ganarse sus detractores. Complicados a la hora de encontrar fundamentos futbolísticos, encontraron la justificación exacta para criticar, muchas veces sin razón, al último 10 de nuestro país por ciertos problemas alejados de lo que pasa dentro de la cancha. Su distanciamiento de la selección en dos ocasiones y su conflicto con Manuel Pelegrini que lo obligó a dejar Villarreal, se convirtieron en moneda corriente en cada crítica, pero de esto nada queda cuando la pelota empieza a rodar. Ahí, Riquelme es amo y señor, y contra eso no hay conflicto que valga.

Si las molestias físicas lo dejan al menos un rato en paz, tendremos para disfrutar algunos años más del que hoy en día es el mejor jugador de nuestro fútbol. Si las malditas lesiones siguen sin cesar será una pérdida enorme para el deporte y para su selección, que ante los constantes fracasos sigue esperando su vuelta. Pase lo que pase, ningún detalle podrá opacar a este brillante jugador, que aún con la posibilidad de seguir jugando ya está metido entre los más grandes de la historia. Poner en el cielo el grito de ¡Por 15 años más! sería una exageración sin sentido por más que salga del corazón hacerlo. De ahora en más, todo lo que nos regale este ejemplar único deberá ser tomado como un regalo extra. Mientras, sólo queda decir: Simplemente gracias por 15 años de fútbol.


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