Hoy, 11 de marzo de 2019, hace 15 años de uno de los acontecimientos más terribles e injustos para nuestro país. Se cumplen 15 años de aquel 11-M, un día en el que una agrupación de terroristas decidió hacer estallar cuatro trenes de la red de Cercanías de Madrid, en hora punta, provocando 193 muertes y alrededor de dos mil heridos.
Si echamos la vista atrás, a lo largo de nuestra historia han ocurrido, por desgracia, hechos insólitos y trágicamente devastadores que, hasta a los más sociópatas y fríos de nosotros, nos pondrían los pelos de punta; sobre todo cuando son ejecutados por nuestras propias manos y por puro egoísmo humano.
Es realmente incomprensible cómo puede, el ser humano, ser capaz de hacer tales atrocidades. No solo hacerlas, sino todo el proceso que conlleva, teniéndolo que planear, estudiar y actuar hasta el punto de no vacilar ni aun sabiendo que ellos mismos podrían acabar siendo sus propias víctimas.
Las personas hemos sido capaces de unirnos en varias ocasiones, y con ello hemos conseguido cosas maravillosas. Por esto mismo, no podemos caer en la denigración de la especie. Somos capaces de (casi) cualquier cosa, pero, todo empieza desde abajo: una buena base, buena educación, más colectividad y empatía, mayor convivencia entre todos… Que el día de hoy no se convierta en un asunto mediático o que pueda crear un sentimiento de odio a ciertos grupos minoritarios. Que este día sirva para concienciarnos.
Hace 15 años fueron esas 193 personas, mañana puede ser alguien de tu entorno o, sin ir más lejos; tú mismo. Aprendamos de nuestra historia y de nuestros inherentes errores. Hoy, todos somos aquellas víctimas. Seamos las últimas.