Hoy es un día muy feliz, mi hija Ana cumple 15 años. El tiempo pasa que se las vuela, y aún recuerdo esa sensación cuando la abracé por primera vez, esos temores de madre primeriza, ese sufrimiento de tenerte tres meses en un hospital luchando por vivir, tus primeras palabras, tus primeros pasos, tus primeros puzzles, tus primeros juegos, tus primeras letras, tus primeras tareas, tus primeros llantos, tus primeras carcajadas.
Pero no solo hay recuerdos, con los que podría escribir cientos de historias, hay vivencias, consejos, compañía, charlas, desahogos, risas tontas, ataques de tontería, llantos, problemas, soluciones, trabajo en equipo, manos que se apoyan, brazos que te envuelven, besos que te dan la vida.
¿Sabes una cosa? No se que haría sin ti, fuiste la primera razón, el primer motivo que la vida me dio para aprender a que tenía que ser mejor persona, para poder estar a la altura e intentar ser una buena madre, después más tarde llegaron otras muy buenas razones a las que adoro también tus hermanas Lucía y Blanca. Pero hoy es tu cumpleaños y esta entrada te la voy a dedicar a ti.
Jamás he conocido a nadie tan bueno, tan noble, tan responsable, tan cariñosa, tan reservada y a la vez tan comunicativa, tan trabajadora, y tan especial como tu. Eres un orgullo para mi, eres mi niña mayor, mi sustento cuando estoy triste, mi compañía cuando me siento sola en el camino. No se que haría sin ti. Te deseo todo lo mejor del mundo, que tus sueños se cumplan y que seas muy feliz porque nadie se lo merece como tu.
Con 15 años has ejercido, no de hermana mayor, sino de madre, muchísimas veces con tus hermanas, ayudas en casa, tienes una gran capacidad de sacrificio y trabajo, y encima llevas tus estudios como nadie hacia adelante.
Te quiero Bella Durmiente, ¡Feliz Cumpleaños!
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