'15 años y un día', Mostar

[6/10]   Hace poco “Hijo de Caín” nos introducía en la problemática adolescente y en las difíciles relaciones con el entorno familiar, e incluso se mostraba un mundo de violencia interior que desembocaba, por ejemplo, en el sacrificio de un perro. Ahora, en “15 años y un día”, el cine español repite el escenario y planteamiento, con Gracia Querejeta que habla de un chico de catorce años que, expulsado del instituto, es enviado a vivir con su abuelo, ex-militar y divorciado, con la esperanza de que le meta en vereda. En su cine de personajes, la directora retrata un universo lleno de pesadumbre en el que todos, cada uno a su modo, están enrabietados con el mundo que les ha tocado. Es una mirada triste a lo que han perdido por complejidades de la vida o por contingencias de la muerte. La soledad e incomunicación se ha instalado en unas familias rotas donde se echan en falta palabras que nunca se dijeron, y donde la certeza de tener a alguien cerca o de sentirse necesario se convierten en un deseo profundo… que a veces no se sabe transmitir.

 

El abuelo Max tiene muchas capas antes de llegar a su corazón desencantado, mientras que el honor y la disciplina regulan su comportamiento y actitud. La madre del chico, Margo, vive con el peso del dolor y la culpa desde que su marido no está… y evita hablar de él al hijo. Por su parte, Jon necesita su espacio pero también sentir la ternura que ha echado en falta en esos años. No es distinta la amargura y vaciedad de la inspectora Aledo, o la de su abuela Cati… porque todos respiran aires de ruptura emocional y de cobardía para enfrentarse a la verdad. Es un ambiente de tensión bélica semejante al que Max vivió en Mostar y que le convirtió en héroe por sus acciones de paz. Gracia Querejeta nos deja también un lúcido retrato de una generación que no puede estar sin móvil, televisión o iPhone porque se aburre, y que califica de… a quien muestra gusto por la música clásica.

La historia avanza de forma lineal y regular, sencilla y sobria, sin artificios ni atajos emocionales… quizá de manera demasiado fría y poco emotiva, con escasa chispa y vigor. Es la opción elegida y que funciona en su mesura y ausencia de riesgo, hasta que la directora se traiciona e inserta un flash back explicativo, que termina por romper la magia de unos corazones que escondían mas que mostraban. Por otra parte, en el guión no se profundiza en el misterioso pasado de los abuelos o en el de la inspectora… sin duda, dramas que hubieran cargado la atmósfera, aunque también la hicieran excesiva e irrespirable. Además, el desenlace queda lastrado por la trama criminal y carece del ingenio que pedía la cinta, para abandonarse a lo más convencional.

 

En un cine de relaciones personales como el de Gracia Querejeta, las interpretaciones resultan determinantes para que la historia se llene de autenticidad y trascienda los hechos narrados. Tito Valverde hace que su personaje diga poco pero permita ver mucho dolor escondido… gracias a su mirada cansada, mientras que a Maribel Verdú le toca un papel con menor interioridad y que resuelve con un par de confidencias… demasiado explicativas. El chaval Arón Piper hace con corrección su trabajo, mientras que no se puede decir lo mismo del resto del reparto juvenil o de una Belén López a quien el guión deja una relación del todo inverosímil. Son personajes atrapados por la muerte o por algún sinsabor que les dejó el alma herida, como si hubieran estado peleando en Mostar en una misión de paz. La cinta de la dedica Gracia a su padre Elías, recientemente fallecido y a quien el cine español tanto debe.

Calificación: 6/10

En las imágenes: Fotogramas de “15 años y un día”, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2013 Tornasol Films y Castafiore Films. Todos los derechos reservados.

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Publicado el 11 junio, 2013 | Categoría: 6/10, Año 2013, Críticas, Drama, España

Etiquetas: 15 años y un día, adolescencia, Arón Piper, Elías Querejeta, familia, Gracia Querejeta, Hijo de Caín, Maribel Verdú, Tito Valverde