La noche era oscura, el viento se colaba por las rendijas de la ventana y hacía mover las cortinas. Las ramas del árbol chocaban contra la ventana, pero no tenía miedo. Sabía que dentro de casa no le pasaría nada, había dejado a Putsy en aquella caja de cartón que mamá le había dado.
Le veía desde la cama, estaba dormidito.
Esta noche no pasará frío, -se dijo.
Mamá le había dicho que a la mañana siguiente tendría que buscar otro sitio, que un pajarito no podía vivir encerrado ni enjaulado, que son libres y necesitan volar, pero esa noche podría dormir ahí con el.
Siempre hacía caso a mamá, ella sabía qué era lo mejor para el, tan amable, paciente, valiente y dulce conmigo.
Y si mamá decía que estaba bien, yo podría dormir tranquilo, sabiendo que Putsy a la mañana siguiente sería libre y feliz.
Buenas noches pajarito