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Hace unas días se cumplió el aniversario del #15m, una efervescencia ciudadana, apartidaria, pero no apolítica, activista, paciente, persistente y pacifica que se quejaba sobre la realidad del día a día, de la separación entre políticos y ciudadanos, la dificultad de un sistema que poco a poco se hace más cerrado e injusto y una situación de paro y falta de oportunidades para los más jóvenes que choca tras años de dispendios mayúsculos, gastos políticos ingentes y canonjías de vergonzante repetición.Luego, después, cambió el partido del gobierno, con descalabro justificable y justificado de los salientes, y la oleada de recortes, animados por unos mercados omnipotentes y la tendencia natural del partido en el gobierno ha superado la necesidad de queja para sustituirla o bien por la realidad de la resignación o el ardor del conflicto latiendo. Lo que era mal ha sido peor, lo que pudo ser malo fue pésimo y los escenarios fueron descartándose por optimistas.Esa es la situación actual: crisis, paro, recortes, dudas, incertidumbre y mucho sufrido ya.La celebración del aniversario del #15m significaba una vuelta a esa ciudadanía despierta y activa contra ese mundo político, económico y mediático que solo se acuerda de ellos para que les voten, les compren o les lean, vean y escuchen. Las razones para la queja no solo pervivían sino que estaban acrecentadas y por eso me manifesté a favor de ese movimiento como lo hice desde su génesis.Sin embargo viendo en lo que ha ido quedando el movimiento #15M por su propia definición apartidaria, y que además no permite que algunos partidos pretendan aprovecharse de su "tirón", donde las iniciativas se han reducido e, incluso, la capacidad de movilización se ha reducido, aún siendo todavía grande e importante, me hace preguntarme por el futuro de ese movimiento.Todos estamos cansados, hastiados, agotados de subir esta eterna cuesta de la crisis pero ¿tanto como para resignarnos a lo que nos venga sin mayor capacidad de queja?. Espero que no pero lo cierto es que el movimiento ha sido "metabolizado" perdiendo parte de su frescura inicial para convertirse ya en evangelista de una nueva sociedad, para algunos, o en legiones satánicas, para otros o incluso en gamberros predelictivos para algunos responsables políticos. Ese es el mayor miedo, la mayor incertidumbre, que el #15m acabe siendo un pequeño parque temático, una celebración anual de la solidaridad, de algunos mensajes más o menos radicales y de un tiempo pasado que podía haber construido un poco mejor futuro pero que no fue capaz de ser conducido para general algo tangible. Una manifestación, una celebración, un brindis al son como el de los nostálgicos del antiguo régimen que se reúnen cada 20-N en la Plaza de Oriente o los comunistas y añoradores de otra izquierda que se reunían en las fiestas del PCE: teniendo nostalgia por un presente que apenas fue y un futuro que indudablemente no fue.Por eso es importante que el movimiento evolucione, pero no radicalizándose ni haciéndose tributario de una izquierda que es ominosa, sino que mantenga su criterio general, amplio y haga crecer un sentimiento que percole en las organizaciones políticas, sociales y medios y que lleve a cada ámbito sus ideas, sin arrogarse campos que no le corresponden más allá del activismo, logrando pequeños pasos, grandes logros en lo que se ha consagrado desde el inicio: acercar la vida pública al ciudadano y hacer el sistema en el que vivimos, más justo para los que vivimos en él .Pensamientos sobre el activismo ciudadano. Recuerdos del día de mañana.Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte.
A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar.
Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.
