Hay muchos tipos de croquetas pero, ¿qué sabes de ellas?
Alargadas, redonditas, cuadradas y hasta con cuchara. De jamón, de cocido, de boletus, de queso, de chorizo o de lo que te alcance la imaginación. Melosas, cremosas y deliciosas… Sí, has acertado, hablamos de croquetas y el 16 de enero, el Día Internacional de la Croqueta, rendimos nuestro personal tributo al más clásico de los aperitivos (con permiso de la tortilla de patatas) y hacemos un repaso de las curiosidades de este plato estrella que nunca falta en ningún restaurante.
De origen francés pero con alma española.
Aunque la croqueta es uno de los máximos exponentes de la gastronomía española, lo cierto es que su origen lo encontramos en Francia y, aunque parece que llevan toda la vida con nosotros, en realidad no llegaron a nuestro país hasta finales del siglo XIX. Por la red circulan diferentes hipótesis sobre los orígenes de este exquisito manjar pero la que cobra más fuerza es la que atribuye el invento a Antonin Cámere. Este chef francés decidió sorprender a los comensales durante un banquete que se celebraba en honor al archiduque de Rusia, con un plato de bechamel recubierto por una capa gruesa y crujiente al que denominó croquettes à la royale, lo que después ha evolucionado hacia nuestras tradicionales croquetas.
Por su crujir las conocerás.
El nombre de croqueta procede del francés croquette, que traducido al castellano quiere decir crujiente, un adjetivo que responde perfectamente a cómo debe ser una croqueta: crujiente por fuera y cremosa por dentro.
En la variedad está el gusto.
Aunque las croquetas se popularizaron para dar salida a la comida sobrante del día anterior, bien fuera ternera, pollo o pescado, lo cierto es que encontramos tantas variedades que podríamos estar comiendo un mes y medio croquetas sin repetir sabor. Aparte de las clásicas de jamón, cocido o boletus, hemos encontrado otras algo más exóticas. Así en el Restaurante Rita la Cantaora descubrimos unas croquetas de morcilla, manzana y almendra; en Minuit de huevos rotos con chistorra; en Casa Elena de queso manchego y anchoas; en Bowl Bar de txangurro con alioli verde; en La Malaje de cochifrito… También las hay con sabor a gin tonic y de chocolate con vainilla y podríamos seguir enumerando muchas más pero lo mejor es que te arriesgues y las pruebes. Busca alguna especial para celebrar el día internacional de la croqueta.
Croquetas de colores.
Aunque por fuera todas las croquetas tienen más o menos el mismo color dorado, existen las croquetas de colores, nada menos que azules, rosas, rojas y verdes, casi casi como el parchís. Maheso las presentó en la pasada edición de la feria Alimentaria. La croqueta azul, Gina es de ginebra, tónica y lima; la de color rosa, Venus, lleva maca y mango y recomiendan acompañarla con helado de vainilla. La croqueta de color verde, Olimpia, debe su tonalidad a la espirulina y al guaraná. Finalmente, la Max es la tex mex, de color rojo picante, con cayena y jalapeño.
El establecimiento con más sabores de croquetas.
Hemos investigado mucho y creemos haber encontrado algunos bares con la mayor variedad de croquetas del mundo (si conocéis otro con más variedad, somos todo ojos y oídos). Uno de ellos está en Madrid, se llama Javier Martin Croquetas & Café, le precede una controvertida fama. Aquí se pueden encontrar 32 tipos de croquetas, tanto saladas como dulces y de frutas. En Catacroquet de Barcelona, la variedad también es amplia y las tomaremos hasta de postre. Y además encontraremos otras elaboraciones nada despreciables. Hay que ser atrevido para abrir un restaurante especializado en croquetas y ellos lo han sido. ¡Se merecen una mención el Día Internacional de la croqueta!
La mejor croqueta de jamón del mundo se sirve en el restaurante Santerra
Y no lo decimos nosotros, que no somos tan osados como para conceder un podio de tamaña índole. Miguel Carretero, chef de este establecimiento madrileño, ganó el IV Campeonato Internacional Joselito a la Mejor Croqueta de Jamón. Un certamen que se disputó en enero pasado durante la celebración de Madrid Fusión.
La croqueta de jamón más grande del mundo pesa 5 kilos y 600 gramos
Nada más nada menos y lleva la firma del restaurante barcelonés Micu Maku. En Youtube circula un vídeo de cómo la hicieron, y lo mejor de todo, cómo la degustaron los comensales.
El récord de la ingesta de croquetas lo tiene un vasco, ¡cómo no!
El único record documentado del mayor atracón de croquetas del mundo lo ostenta el vasco Patxi Bollos en 1936. Su gesta la narró –con bastante sorna- el semanario La Estampa, cuyo periodista José R. Ramos relató cómo el protagonista engulló las 236 croquetas que debían trasportarse de una sociedad gastronómica a un banquete que se servía a domicilio. Curiosamente, tras tamaña gesta, el hombre siguió con apetito y cenó. Eso sí, desconocemos el tamaño de los ejemplares. Otro año para celebrar el Día internacional de la croqueta debería hacerse algún concurso…
Croquetas a la conquista del mundo.
España cerró 2018 con 81 millones de turistas. El clima, las playas, el patrimonio histórico y la gastronomía son los mejores reclamos. Los tres primeros es imposible disfrutarlos en vivo cuando uno regresa a sus países de origen. Sin embargo, afortunadamente, con mayor o menor acierto según el caso, nuestra gastronomía ha traspasado fronteras. Según un estudio de Deliveroo, las croquetas de jamón son el plato español más demandado a domicilio, seguido de los calamares a la andaluza, las gambas al ajillo, la tortilla de patatas y las patatas bravas. Los mayores adeptos de nuestra comida los encontramos en Glasgow (Escocia), Lille (Francia) y Roma (Italia).
Vending de croquetas.
Tal es la pasión que algunos países sienten por este manjar que, por ejemplo, en Ámsterdam existen máquinas expendedoras de croquetas de diferentes sabores. ¡Incluso se sirven en bocadillos! Los creadores de esta desafiante aventura gastronómica es la empresa FEBO. No lo vemos tan descabellado. Sería un reclamo para los que no quieren terminar la noche con el estómago vacío.
¡Feliz Día internacional de la Croqueta! Hoy, más que nunca, date un buen homenaje.