Revista Cultura y Ocio

#187. Eldun: La Plegaria Vacía (Eldun I), de Salvador Herrero

Publicado el 05 enero 2016 por Zeleza @AtardecBajoArbo

#187. Eldun: La Plegaria Vacía (Eldun I), de Salvador HerreroEditorial: Círculo Rojo

Fantasía y acción, Dioses, hechiceros, guerreros y asesinos conviviendo en un mundo de complejas relaciones en el que todo puede cambiar en un segundo.

Antes de nada me gustaría pedirle perdón, una vez más, a Salvador por la tardanza de esta reseña. Ha sido un cúmulo de infortunios y de situaciones que han propiciado que una reseña programada sobre octubre haya sido publicada ahora.

Bien, metámonos en faena. En un mundo pseudomedieval fantástico, Eldun, es donde sucede toda la acción, aunque hay más mundos (que supongo que tendrán su importancia en sucesivas partes). Es un mundo donde los problemas se resuelven por la espada -o con la magia aquellos que la controlen-, donde las religiones son muy importantes, tanto que los siete Dioses se pueden manifestar; las organizaciones secretas puede que no sean buenas ni malas y en el que las cosas no son lo que parecen. Mirar con los ojos a veces es inútil. Podría explicar más sobre este "universo", pero a medida que el lector se sumerja en la historia irá entendiendo el mundo de Eldun, cómo funciona y cómo evolucionará, tanto él como sus personajes. Los objetivos de los protagonistas se desvelan a lo largo de la narración, así que dejo que los descubráis.

Si algo me ha encantado del libro y es su mayor atractivo a mi juicio - a la vez de ser la causa de despistarme de sobremanera durante las primera 100 o 150 páginas- es la complejísima red de relaciones humanas que Salvador ha sido capaz de crear. Ahora mismo no recuerdo ninguna novela que haya leído que le haga sombra en este aspecto.

No es solo la increíble cantidad de personajes distintos e importantes para la historia, incluso algunos que se presupone importantes para la siguiente entrega, sino que todos están conectados, algo parecido a la leyenda japonesa del hilo rojo del destino. Prestar atención es muy importantes, realmente indispensable para poder entender al completo la historia. No es un libro que pueda ser leído como quien lee una revista o con desgana.

Y, por supuesto, tener ese elenco de personajes no es fácil. No siguen un patrón, uno no se parece a otro. No. Cada uno es especial, único. En lo único en lo que se pueden parecer es en que prácticamente todos son muy expresivos. Algunos evolucionan más o experimentan cambios más que otros pero generalmente depende del tiempo presente en la narración -con casi 800 páginas da tiempo para muchos giros argumentales, y aseguro que los hay-.

Obviamente los protagonistas son los personajes con más cambios, los más variables: de los tres, Gabriel, Norim y Ebony, el primero y el último son los dos más oscuros, más inaccesibles y los que tienen los mayores cambios dentro de su personalidad o sus objetivos. Gabriel, quizás por ser el protagonista de los protagonistas, es el más complejo y es el "maestro de los secretos", como se menciona en el libro, algo que habla de lo difícil que es adivinar sus motivaciones. Norim es el más constante en su carácter y personalidad, pero no por ello el más simple.

Otros personajes son muy misteriosos, como el de la túnica roja, con un gran impacto a la historia pero del que apenas se sabe nada; en otros, en cambio, su historia se debela a cuenta gotas, como Iliadorus, el gran paladin de Kai, el Dios de la Luz. Aunque para mí el personaje más complejo, con más matices, con más todo, es Kelin, el traficante de información. Kelin es alguien, prácticamente protagonista, que cambia dependiendo con quién negocie, que no parece lo que es y a lo largo de la historia es prácticamente imposible adivinar sus intenciones reales; es el que está en medio de lo bueno y lo malo, el que conoce lo desconocido y el que, para mí, tiene la llave de todo. Kelin es mi favorito y mi odiado, a la vez, aunque con Gabriel me siento más afín.

"-Es la meta de los que saben, y ansían más. Es la meta de los que disfrutan, y quieren más. Es la meta de los que se percatan de que solo son humanos, y ansían más. La inmortalidad, Gabriel, es la solución al mayor de los problemas: el tiempo. [...] Nuestros días están contados. Y con ellos, acotando nuestra existencia a una sola vida, también lo están las soluciones a las que podrá contestar el curioso, la sabiduría que podría recordar el erudito, [...]; y los minutos que pasarán hasta ver ese rostro. El pálido y frio que siempre ha estado ahí. Observando sin ser visto. Esperando sin ser interrumpido. El terrorífico y horrible rostro del punto final: el rostro de la muerte. La inmortalidad, Gabriel, es esa venda alrededor de nuestros ojos que pondrá fin a esa visión. Podrá fin a la impaciencia. Podrá fin al envejecimiento. Pondrá fin a nuestros límites. Pondrá fin, al fin.

El tema de las religiones es un acierto que me ha gustado mucho. Ha sido algo bastante novedoso. Si bien he leído otros libros en los cuales es importante, no hasta este punto. Siete Dioses creadores, siete religiones totalmente diferentes y siete cultos. Pero los Dioses no son meros espectadores y a veces hacen apariciones estelares, teniendo voz y voto en determinados asuntos. Los seguidores de las diferentes religiones pueden ser bendecidos por sus respectivas deidades y pasar de ser uno más a ser un elegido, usando el nuevo poder para sus propios intereses siempre y cuando no choquen con los de su Dios. Pero si en algo se diferencian con respecto a las divinidades de otras novelas es que estos, aunque infinitamente poderosas, no están exentas de peligro y de muerte. El cómo y el porqué a lo largo de la novela serán revelados.

Por otra parte, el enemigo principal de esta historia es su propia longitud. No porque se haga pesada o tediosa, si no por lo que ya he dicho: hay que prestar atención a todos los detalles, la historia no presenta una linealidad clara, por lo que algo que aparece en la página 130 puede ser explicado en la 600 (por ejemplo) y claro, ahora busca donde estaba dicho detalle. Yo he sufrido esto mismo con un dato concreto del final y hasta que no lo conseguí no paré, pero me llevó cerca de 15 min sabiendo más o menos por donde aparecía.

Otra cosa que al princicio quizás suponga problemas y complique la lectura es la forma de escribir. Si bien es cuidada, elegante y bonita en muchísimas ocasiones, para nada complicada, en los primeros compases de la historia abundan quizás demasiado las frases cortas (muchos puntos y comas que ralentizan en exceso la lectura si se respetan) y la reiteración de lo mismo pero con otras palabras fuera de los diálogos para dar fuerza a algo de la historia. Es cierto que no estoy acostumbrado a ese tipo de narración y me cuesta, pero pienso que esas interrupciones tan continuadas crean una sensación de lentitud en una historia que, en gran medida, es ágil. Aunque, como todo hay que decirlo, en el momento que la acción se vuelve cada vez más frecuente se va perdiendo esa "lentitud".

La agilidad antes mencionada es cortada en contadas ocasiones con monólogos excesivamente largos para mí, algunos de más de una página. A pesar de la expresividad de los personajes cuando ocurre esto, no deja de ser un monólogo. Eso sí, me ha dado una sensación bastante extraña cuando los leía porque, aunque prefiero los diálogos cortos, esto le da un toque de realidad. ¿Quién no conoce a alguien que cada vez que habla se marca un monólogo al que, en ocasiones, no prestamos totalmente atención?

Otra cosa que resta agilidad al inicio sobre todo, hasta que el lector se familiarice, es la utilización de rasgos de los protagonistas en vez de los propios nombres en incontables ocasiones. Bien es cierto que este inconveniente desaparece una vez introducido en la lectura, además que le da un halo de secretismo. Cuanto se quede en lector con los rasgos de los personajes, mejor.

En cuanto a las descripciones, sí que considera que quizás haya detalles en exceso, a veces consiguiendo sacar al lector de contexto. Pero por otra parte al tener tantas explicaciones se puede imaginar total y absolutamente toda la escena, desde cómo están sentados a de qué color es el libro que está en la estantería. Sobre todo es una delicia a la hora de imaginar las batallas o las peleas, pero sí se vuelve algo tedioso en ocasiones cuando, por ejemplo, describe una habitación. Pero, como ya dije, es importante que todo detalle sea considerado.

¿Por qué advierto tanto sobre los detalles? Ya no es solo que a veces los acontecimientos o la interacción entre personajes se descubran por pequeñeces, o que en vez de aparecer, por ejemplo, Gabriel lo haga "el de azabache mirada y plateado cabello" (y esto con casi todos los personajes importantes), sino que, además, la historia no sigue una linealidad total. Si bien la narración corre en línea recta, con situaciones paralelas debida al montón de personajes que pueden aparecer en una determina escena, la línea temporal de los flashbacks que el autor ha introducido se descubren únicamente por detalles, detalles como pueden ser heridas, los ropajes, los acompañantes... Incluso a veces se podrían confundir con la propia línea temporal de la historia, como me pasó a mí. Esto le otorga una complejidad añadida, a la vez que la hace muchísimo más rica y obliga al lector a recordar. Y eso es algo que a mí me encanta.

Ya para terminar. Una compleja, complejísima obra de fantasía, magia y acción, con unos personajes ricos en matices y de los que es mejor acordarse, en un mundo donde nada es lo que parece y el que hoy es el rey mañana no es más que un cadáver, donde hasta los Dioses tienen algo que decir. Recomendadísimo a aquellos lectores que no les asusten los libros largos de fantasía y que busquen unos personajes que no sean solo magia y espada.

Os dejo el booktrailler.


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