Revista Cultura y Ocio

1938 - Jesús Montalvo

Publicado el 24 enero 2015 por Tomas

En una república del orbe, en el preámbulo de la Segunda Guerra Mundial, drogadictos, mutantes, transespecies y robots se amontonan en una ciudad dominada por la Goma, la droga más cautivadora jamás conocida. Las fuerzas del orden y de la subversión se enfrentan por el poder y por el control de la droga, mientras sus consumidores son encerrados en el Cubo, una prisión inhumana en medio del desierto, y en Europa el Tercer Reich continúa su ascenso imparable hacia el dominio de todo el continente.

1938 - Jesús Montalvo

Autor: Jesús Montalvo. Escritor mexicano, nacido en Tijuana en 1985. Su primer libro de relatos fue "Los hombres muertos no cuentan", y ha colaborado con sus escritos en diversas antologías y revistas, entre ellas Ánima Barda.

Género literario: De difícil etiquetado; es una novela de Ciencia-Ficción retrospectiva, englobada dentro del subgénero Dieselpunk, de carácter distópico, claramente inscrita en la contracultura e influida tanto por la novela negra como por la literatura experimental de la generación beat.

Para comenzar esta reseña y conceptualizar "1938" dejaremos claro que es una novela compleja, poco convencional y que requiere un poco de esfuerzo y complicidad por parte del lector para aprehender todo lo que su autor desea transmitir con ella. Pero que es también una novela interesante y hasta necesaria para su género. Me explico: a mi juicio, y esto es una opinión personal, el Dieselpunk, al igual que su primo hermano el Steampunk, ha derivado, de manera general, hacia una corriente meramente estética, primando el diseño y lo visual (escenarios, edificios, vehículos, ropa, armas, objetos) sobre el contenido.

Jesús Montalvo, por su parte, se desmarca de esa desvirtuación para ofrecer, en su "1938", todos los elementos que caracterizan al género (o subgénero), empezando por el más primario: el componente contracultural, el retrato de la sociedad deshumanizada por el maquinismo de la tercera revolución industrial, la desesperanza, la miseria y la crisis moral derivadas de la Gran Depresión, la tensión prebélica del período de entreguerras y el consumo descontrolado de nuevas drogas; además de las influencias estilísticas del art-decó, el jazz, el género negro y corrientes vanguardistas como el expresionismo alemán o el constructivismo ruso.

Es preciso destacar que "1938" está referenciada, y el autor no lo oculta, a la obra de William S. Burroughs, en particular a su "El almuerzo desnudo" (The naked lunch). La novela se abre con una frase de dicho libro y el propio Burroughs aparece citado como personaje, conforme visitó la Comarca (la dantesca Corte de los Milagros situada en el subsuelo, que acoge a todos los parias y desposeídos de la ciudad, y de la que hablaremos enseguida), y ésta le sirvió de inspiración para su novela más experimental y delirante.

Si habéis leído "El almuerzo desnudo", puedo deciros que Jesús Montalvo recoge la atmósfera de Burroughs pero, a diferencia de aquel, ejerce de narrador, de manera que "1938" tiene un hilo conductor y relata una historia, no es solo una acumulación de imágenes y escenas aisladas. Si no habéis leído el mentado libro, bueno, os sugiero que os lo imaginéis como una versión escrita de "El jardín de las delicias" de El Bosco. Para ser más precisos, del Infierno.

"1938" no es demasiado extensa, unas ciento treinta páginas, dividida en veintinueve capítulos intitulados y sin numerar. Cinco de ellos llevan por título "Los diarios" y son fragmentos de noticias de prensa, que tratan sobre los acontecimientos de la trama y siempre concluyen hablando de la situación prebélica en Europa. La narración se realiza en tercera persona y en presente, de manera que el narrador parece, dado su carácter omnisciente, crearla a medida que transcurre, como el jazz que tanto influyó en el estilo de Burroughs y los miembros de la generación beat.

La historia transcurre en el año que da título al libro, en una ciudad anónima de una país anónimo, que se cita con el nombre de la República. Sabemos que está en América, y aunque el subconsciente nos lleve a los Estados Unidos, yo he preferido ubicarlo en el México natal del autor, por tratar dos grandes problemáticas de ese país, el narcotráfico y la corrupción, y porque el personaje de Rollo Surv (del que hablaremos ahora) recibe una misiva de Franklin Delano Roosevelt en la que le expresa "su más sincera admiración, diciendo que ya quisiera él contar con elementos tan ecuánimes y valerosos como Surv".

En cualquier caso, estamos en un momento en el que las casi todas las drogas son legales, y su consumo, masivo y cotidiano, se promueve con campañas publicitarias. La más popular es la Goma, en sus cuatro variedades: morada, gris, rosa y verde. La trama arranca con la ilegalización de las tres últimas, siendo la pena por su posesión y consumo la reclusión en un penal de readaptación llamado el Cubo.

Se inicia así la actividad de la mafia por el control de la ahora ilegal sustancia, la carrera frenética de sus adictos por conseguirla, y la tarea de la Seguridad de la República, encabezada por el ya citado Rollo Surv, por erradicarla.

No existe un personaje central, si no que es una novela de reparto, de carácter coral, y cuenta varias historias que transcurren paralelamente: la de Rollo Surv y su lucha contra la droga y el crimen organizado; la de Sussanah, Zaíd y Komodo, tres drogadictos buscavidas, el último de ellos un transespecie, híbrido de humano y lagarto; la de Ajay Tallam, que asciende de ratero de poca monta hasta la cima del poder; y la de Sklar Cuatro, un androide miembro de los Cuatro Venerados, representantes de los poderes fácticos de la mafia y el crimen organizado.

No olvidemos tampoco que "1938" nace con hechuras de pulp, tanto en su formato como en su factura literaria, y esto se refleja en una atmósfera y una ambientación marcadamente noir, con una fuerte inspiración del hard-boiled americano. La acción transcurre por los lugares comunes de ese género: bajos fondos, callejones, almacenes, muelles de carga...

"Hay un callejón -siempre hay un callejón, nada mejor que los callejones-"
"[...]en la bodega de cierto muelle (porque siempre hay un muelle, damas y caballeros, siempre hay un maldito muelle donde se realizan los oficios de ratas)"

Además de incorporar a la trama los acontecimientos propios del género, como entregas de droga que terminan en carnicería, asesinatos, arrestos, delaciones o peleas entre capos de clanes carcelarios, recoge el ya referido espíritu de denuncia y crítica social, mostrando una sociedad en la que consumir droga de forma masiva es cotidiano y aceptado, y es su ilegalización la que hace aflorar el crimen organizado y convierte los narcóticos (especialmente la Goma, verdadera protagonista de la novela), en un objeto de deseo codiciado cuyo precio y valor se disparan, poniéndolo bajo control del hampa.

En la novela de Jesús Montalvo no hay buenos ni malos, si no muchas zonas grises. Rollo Surv, el Jefe de Seguridad que declara la guerra abierta a la Goma y a sus consumidores, es un hombre íntegro que sacrifica su vida personal en pos de su misión, sufriendo incluso el asesinato despiadado y luctuoso de una de sus amantes, que sin embargo se convierte en el villano a los ojos del conjunto de la sociedad, siendo desacreditado por su superior y traicionado por el aparato estatal, que apoya a los Cuatro Venerados y sus fuerzas para asegurar el suministro de Goma a los adictos. Ajay Tallam, un yonqui que comienza la historia cometiendo un triple homicidio, termina encumbrado y ostentando el poder, primero como gran capo de la Goma y finalmente dentro del propio Cuerpo de Seguridad de la República. Por su parte, la cohorte de drogadictos que componen el grueso del reparto solo halla la felicidad en su toxicomanía, y no existe peor maldición que la de ser un Malasangre, un infortunado cuyo cuerpo no puede experimentar los efectos de la Goma.

Si un ingrediente de "1938" es el noir, el otro ingrediente es la literatura beat, con Burroughs a la cabeza, y su máxima expresión es la Comarca subterránea, un reducto que reúne a los adictos a todo tipo de drogas: goma, tirant o larva tapir, sin importarle las deformaciones y mutilaciones que acaban produciendo a sus cuerpos, en algunos casos hasta ser poco más que torsos o simples muebles humanos.

"El poblado, iluminado por una artificial luz crepuscular, lo habitan innombrables clases de escorias humanas y no tan humanas.
-Aquí acogemos a los miserables -dice el desconocido-, a los descastados, a los olvidados por las buenas costumbres. Hacemos por ellos lo que ningún gobierno ha hecho nunca. Observa la fila de allá; están esperando el caldo de gato, especialidad del chef."

Como dijimos, la toxicomanía es la norma, lo habitual, no la excepción:

"-¿También os metéis Goma? -pregunta ella.
-No -dice Komodo-. Nosotros estamos enganchados a otras sustancias. Aquí todos estamos enganchados a algo, es el requisito para visitar la comarca. Es el boleto de entrada."

En la Comarca, Jesús Montalvo ofrece una galería de monstruosidades, aberraciones, parias y desharrapados que alcanza una gran expresividad, con descripciones muy gráficas, que pueden llegar a ser perturbadoras. Mutantes, robots obsoletos, transespecies, seres deformes y grotescos, modificados por las drogas o enfermos, cubiertos de úlceras, pústulas o heridas abiertas y supurantes. Y, en el centro de todo, el Gran Proveedor, el mismísimo Yog-Sothoth lovecraftiano, convertido en dios devorador de adictos, que le son sacrificados en una ceremonia truculenta.

No será esta, por cierto, la única aparición del genio de Providence, pues en un homenaje al pulp y a la mítica Weird Tales, un niño acudirá al quiosco a comprar un ejemplar, que contiene historias de Lovecraft, Clark Ashton Smith y Robert Bloch, que lee mientras sus padres se inyectan sus dosis de goma verde.

Conviene destacar también, continuando con la atmósfera opresiva y agobiante lograda por Montalvo, el papel del maquinismo, que añade, al ambiente ya lúgubre, oscuro, áspero e inquietante, la deshumanización, mostrada a través de máquinas como el tren de ganado que transporta a los adictos arrestados a el Cubo, una prisión en medio del desierto, donde son tratados como criminales a reinsertar por los cadetes del Cuerpo de Seguridad, jóvenes guardias sin rostro que encarnan al Estado como órgano represor.

Esta una de las ideas más destacables de "1938": La confusión entre hombres y máquinas. Mientras los primeros pueden ser desnaturalizados, los segundos pueden tomar en cambio características humanas. El ejemplo más notorio es Sklar Cuatro, uno de los Cuatro Venerados, un androide que, a diferencia de sus tres hermanos, se reprograma a sí mismo para tener ideas y sentimientos humanos, adquiriendo también muchos de los vicios y defectos de la humanidad.

Eso sí, los aficionados al Steampunk tendrán su dosis de vehículos aerodeslizadores (combinados con un vetusto Ford-T y con la ya citada BMW R32), tanques arácnidos llamados Panzer P39 (o P38, pues en el texto aparecen ambos nombres) y ametralladoras Thomson, debidamente aderezados con estética art decó, comenzando por la atractiva portada.

Literariamente, como ya comenté, "1938" requiere un poco de esfuerzo y predisposición por parte del lector, pues la narración es clara pero densa. En esta reseña de Ficción Científica se la tacha de confusa. Yo, personalmente, no la veo así. "El almuerzo desnudo", "Los subterráneos" de Kerouac o "Los hermosos vencidos" de Leonard Cohen sí son confusas. La narración de Jesús Montalvo es atípica para su género, culteranista si se me apura, pero la trama se sigue con facilidad, si bien el estar relatada en presente le da este aire de improvisación, de que la historia va surgiendo ante nosotros. Como símil, me quedo con el jazz, en el que, sobre una base, un hilo conductor pactado, cada músico va improvisando y desarrollando sus líneas con libertad. Para reforzar esta inspiración, en la novela tienen presencia discos de Duke Ellington, Benny Goodman, Glenn Miller y Django Reinhardt. Sklar Cuatro, el androide humanizado, se decanta por este último y su guitarra manouche, escuchando "Nuages" mientras toma un espresso y lee "El Gran Gatsby".

A modo de conclusión, "1938" es una novela personal, poco convencional y que no es, en verdad, para todos los públicos, pero que agradará sin duda a los amantes tanto del dieselpunk, por su atmósfera y su ambientación, como a los del género noir, por su espíritu mortecino y su crítica social, de la que no se salvan ni los medios de comunicación manipuladores, ni las instituciones y fuerzas del orden corrompidas, ni el crimen organizado como verdadero regente social, ni con la población, masa indolente que se evade de sus problemas a través de las drogas, una herramienta de control y sedación. Todo ello narrado con una clara orientación pulp, en la que no faltan peleas con arma blanca, tiroteos, grandes combates que implican tanques arácnidos y ametralladoras de gran calibre, persecuciones, huídas y, en este caso, una destructiva droga y, como telón de fondo, el ascenso de los totalitarismos en Europa, particularmente el de Adolf Hitler, en cuya Alemania de preguerra concluye la trama.

Está disponible en dos versiones:

En papel, en el flipbook compartido con "¡Furia desatada en Mundo Guerra!" de Julio M. Freixa, por 8,50€ gastos de envío a España incluidos, que podéis adquirir en la Tienda Pulpture o en uno de los puntos de venta. Es un bolsilibro en tamaño A6, con 252 páginas, y su ISBN es 978-84-94347016.

Y en formato electrónico, por solo 1,20€, que se puede comprar a través de Lektu.

Jesús Montalvo tiene ficha en Goodreads, y podéis verle (o mejor dicho, escucharle, porque la imagen es puro píxel) presentar "Los hombres muertos no cuentan" en este vídeo.

Hasta aquí llega mi reseña. Jesús Montalvo es, sin duda, un autor con un estilo personal y valiente, y me es grato que Pulpture haya apostado por él. Un autor y una editorial cuyos pasos conviene seguir. Nos leemos!


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