Revista Opinión

2011: una ficción distópica... ¿o era 1984?

Publicado el 22 diciembre 2010 por Piniella

2011: una ficción distópica... ¿o era 1984?

1984 - George Orwell

Estaba dándole vuelta a la cabeza preparando el penúltimo post de este año 2010. Me acabo de enterar de que han parado (probablemente de forma provisional) la Ley Sinde. Y pensaba en hablar de lo que podemos hacer en el próximo año para mejorar, corregir esto, o simplemente decidir el momento final de tirar la toalla. De pronto se me vino a la mente otra cifra diferente a la del nuevo año 2011, era 1984, el mismo dígito de la novela excepcional, -desde mi punto de vista-, de George Orwell, una persona excepcional, -también desde mi punto de vista, claro- (y que me perdonen los del "catecismo"). Igual que "Rebelión en la granja", en "1984" se adelantan los problemas futuros de una sociedad que quizás se hayan demorado en los años hasta el 2011 o el 2023, o el 2101, quién sabe. Pero de lo que no cabe la menor duda es que caminamos hacia un mundo donde los poderes, como en la novela, están ocultos trás un Gran Hermano que nos vigila y controla y sobre el que apenas tenemos posibilidad de maniobrar. El Capitalismo del siglo XXI es la forma mutante más peligrosa de los virus que hemos conocido. Algunos de los rasgos de la sociedad que se anticipa parecen sacados de los famosos Ministerios de la novela 1984: aquel "Ministerio de la Verdad" que hoy se dedica, no tanto a quemar libros como a controlar Internet, algo que le venía muy lejos anticipar al vanguardista Orwell. El problema es que, mientras que en 1984 se preveía un mundo gobernado por un partido único al estilo que George Orwell había anticipado con los comunistas españoles afines a Stalin en su participación como brigadista internacional, hoy, esa organización es mucho más compleja, si cabe, aún más difícil de detectar, de encontrar las derivaciones de sus raíces. Sin ser tan trágicos, 2011 no llegará a ser, afortunadamente, el 1984 de Orwell, pero probablemente, especialmente Europa, caminará hacia una sociedad menos democrática, más injusta y sobre todo más salvaje. Malos tiempos para la lírica, para un Gobierno que ha incumplido las propias esencias históricas del partido que lo sustenta, y eso no es todo, se avecina un destino presumiblemente peor al que tenemos, donde parecen resurgir los postulados de la novela: el lavado de cerebro, el lenguaje exquisito (TV y red bajo control), el control físico y mental de todos los individuos (salarios basura), la educación totalitaria de la juventud (Bolonia), etc. Orwell relataba la historia cruel y aparentemente emancipadora de Winston Smith y Julia, tratando de escapar de un sistema donde la intimidad y el libre pensamiento estaban prohibidos. Nuestros Winston y Julia del 2011 tienen pocas opciones de sobrevivir en el Gran Hermano del Fondo Monetario Internacional y del estatus político donde es casi imposible la reacción, la rebelión y la protesta. No los aniquilarían simplemente serían la carne de cañón del trabajo precario que hoy tienen la mayoría de los jóvenes. Pan, circo, partidos, sindicatos, papeletas, campañas, urnas, tanto monta, monta tanto, 2011 como 1984. Colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Fin. Aplaudan, ¡arr!

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