Foto: Paloma Aguilar
Gracias. Esa es la palabra con la que resumo el año 2012.
Gracias porque he disfrutado del día más feliz de mi vida: mi boda con Javier Arroyo. Celebrar el amor junto a las personas que más quieres y junto a los amigos de verdad ha sido algo mágico, uno de esos regalos que a veces la vida te entrega en bandeja casi por sorpresa, como si quisiera pedirte perdón por los sinsabores que, a modo de zancadilla, te fue dejando en el camino.
Gracias a nuestras familias, a nuestros amigos, a todos aquellos que compartisteis con nosotros ese 17 de noviembre. Unos estuvisteis a nuestro lado en Castellón; otros, por diversos motivos, estuvisteis también junto a nosotros aun sin que os viéramos: os sentíamos. Os llevábamos en forma de broche en el bajo del vestido, en el capote de paseo con que nos cubrieron, en las lecturas de la ceremonia, en el libro sobre el que lucían los anillos, en una flor, en una sonrisa, en una canción... Estabais, creedme.
Foto: Irene Alférez
Sentir esa presencia de los tuyos es lo que te permite seguir adelante. Saberte fuerte y acompañada. Querida. Es lo que te permite sacar adelante proyectos como Paseíllo literario, otra de las mejores cosas que me ha traído 2012. Gracias a todos los toreros que forman parte de esta pequeña locura, a las instituciones que nos allanaron el camino, a los compañeros de viaje que se volcaron con nosotros, a todos los que la habéis visto y os ha gustado. Y gracias a los que estáis haciendo que siga, ampliada y mejorada, en este 2013 que ya se lía el capote de paseo en el patio de cuadrillas.
Foto: Soraya Sanz Martín
En ese túnel hay tanto miedo como ilusión. Tantas ganas como respeto. Todo está oscuro, pero a lo lejos la luz deslumbra y se oye el runrún de las grandes tardes.
2013 va a salir. Que Dios reparta suerte.