No me gustan los años pares.
No me gustan los bisiestos.
Esto creo que ya os lo he dicho alguna vez.
Además estaba muy a gusto en el 15, que es mi número de toda la vida. Desde que nací, vamos.
Pero no queda otra. Aunque Neil deGrasse Tyson diga que esto de cambiar de año es un trámite y que no tiene ninguna relevancia, hay que hacerlo y no podemos evitar sentir que algo se queda atrás y que tenemos por delante un desafío. Por no decir un abismo.
El 15 no ha sido malo pero tampoco bueno. Del todo. Ha habido pérdidas dolorosas pero también reencuentros. Y determinaciones. Y comodidades. Y seguridades. Y miedos.
En fin. Por el momento, sólo espero cumplir con el (nuevo) reto de Goodreads. Lo demás, ya se verá.
Feliz año, people.