Generalmente le damos poca importancia a estas “medicinas” gratuitas, pero establecer un contacto cercano y cálido con otra persona depara grandes beneficios tanto para la salud física como mental.
Virginia Satir, pionera de la terapia familiar, repetía a menudo: “El contacto afectivo es a las relaciones como la respiración al mantenimiento de la vida”.
Los neurólogos insisten en que los seres humanos, igual que las neuronas, necesitan estar conectados, y que su bienestar depende de las redes de relaciones en las que están integrados.
Una tragedia de nuestra sociedad es la cantidad de personas que están solas o se sienten solas sin haberlo elegido. Podemos estar conectados con millones de individuos a la vez, pero escasea el contacto real y cercano. En la era de la comunicación faltan herramientas para establecer relaciones en las que se conecte íntimamente con el otro. A menudo, en la familia se comparte un mismo techo, pero en la práctica se vive de manera separada, sintiéndose aislado incluso en compañía. Gran parte de los conflictos conyugales se debe a una desconexión entre los miembros de la pareja. Y hay personas que, a pesar de desearlo, no consiguen salvar la distancia que las aleja de los demás.
Puede resultar sorprendente: lo que más se desea, en este caso la proximidad afectiva, también atemoriza. Inconscientemente, existe la impresión de que quien se muestra demasiado abierto corre el riesgo de ser invadido.
Al entablar contacto es posible sentirse desnudo o vulnerable. Se desvela una parte interna de la personalidad, y existe el temor a la burla o a que el otro utilice la información para controlar o lastimar. Esta tendencia a defender el espacio personal es saludable, salvo cuando se convierte en una barrera que impide conectar con los demás. Pero el riesgo también implica una ganancia.
“Tu misión no es buscar el amor, sino descubrir todas las barreras que has creado en tu interior para no verlo” (Jalal ad-din Rumi)
“El encuentro entre dos personalidades es como el contacto entre dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman” (Carl G. Jung)
“Tengo miedo de decirte quién soy. Porque si te digo quién soy, puede que no te guste cómo soy, y eso es todo lo que tengo” (John Powell, músico) "
Texto: Adaptación de fragmentos del artículo de Cristina Llagostera "Necesitamos contacto" (El País 7-11-2010)
Imagen: http://musicinmouth.blogspot.com