El tiempo nos destruye
y resquebraja desde dentro.
dependemos entera y ciegamente
Tal vez ese sea el problema.
apaga sus colillas en nuestras córneas
impidiéndonos ver más allá
del propio deseo de superación.
Y cuanto más lo ansiamos más lejana parece la luz que alumbraba al Gran Gatsby.
Nos gusta quejarnos por el camino.
Lloriqueamos cualquier quejido,
y las manos se llenan de manchas.
Y no es en vano ninguna de las luchas.
La voz de la experiencia nos susurra
que aún hay posibilidad de seguir adelante.
Pues que cobardes seríamos
Ese es solo el camino de los débiles.
Y el triunfo cuesta, el éxito total aún más.
El amor duele, las decepciones, las caídas,
las venas que parecen sangrar sin ningún motivo.
juega a difuminarse bajo tus ojos;
una razón para reírse.
Pues no es de buena educación
denominar de puta a aquella
que al final todo nos lo da.
Aquella que nos hace pagar
la que sabe donde duele.
esa que te hace llorar y amar
no es ninguna puta.
al menos nos pondría las cosas fáciles.
con un fajo de billetes.
