Revista América Latina

23 años de un portal semi vacío

Por Gmobuelna

23 años de un portal semi vacío

Mi primer recuerdo que tengo sobre la lectura es la de mi abuelo Guillermo leyendo el periódico El Debate, todos los días sentado en su poltrona en el portal de su casa.

Con los años mi orgullo por mi abuelo creció pues aprendió a leer sin ir un solo día a la escuela, de niño su familia era tan pobre que no se pudieron dar el lujo de mandarlo a aprender letras, pero su deseo de hacerlo le permitió salir de su pueblito y buscar el éxito, lo tuvo a manos llenas en los negocios y fue feliz.

Escribo todo esto pues acabo de leer un escrito sobre Mario Vargas Llosa y hace alusión a su abuelo, al impacto que tuvo en su vida.

Hace una semana se cumplieron 23 años de la partida del mío, en aquel tiempo yo tenía 22 y nunca imaginé que un día no estaría, supuse erróneamente que él moriría de viejo, no calculé el golpe en su ánimo cuando perdió El Cardal, su campo agrícola de toda su vida.

Mi abuelo es mi mejor ejemplo de que no se requiere un solo día en la escuela para poder ser una persona educada, prudente o visionaria. Se requiere tener valores y estos se aprenden en casa, así haya sido la más humilde del Sinaloa de su época de niño en Aguacaliente de Cota, un pequeño poblado de la sierra de ese estado.

Me recrimino las tantas veces que no he sido amable o prudente en mis años profesionales, siempre lo justificaba con el sentido de urgencia de los negocios, pero que falta de tacto, se puede tener la misma o mayor urgencia sin perder las formas, esas que nunca le vi perder a mi abuelo.


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