Revista Coaching

266.- “Todo lo que me gustaría hacer trato de sacarlo del condicional y pasarlo a presente”.

Por Ignacionovo
Autor: Joan Manuel Serrat. La semana por delante y en el mapa que nos guiará a través de ella, aparecen momentos repetidos con una cara muy definida y concreta en los que sabemos -sin necesidad de pensar demasiado- qué es lo que vamos a hacer casi con total exactitud.
Son todos aquellos instantes que forman parte de la rutina que hemos establecido en nuestras vidas y que mecánicamente vamos realizando sin salirnos en exceso del guión previsto. Será la ruta y el medio que escogemos cada día para ir a trabajar, el periódico que compramos a la misma hora en el mismo quiosco, el lugar donde siempre desayunamos (generalmente lo mismo y en la misma cantidad), las tareas definidas que forman parte de nuestros hábitos laborales, los saludos prototípicos con la misma gente con la que nos cruzamos cada día, incluso algunos temas que siempre se incorporan a nuestras conversaciones. La conclusión es que tenemos buena parte de nuestros días programados, medidos y tasados
No me estoy esforzando en el relato de una situación especialmente amarga o angustiosa. Necesitamos días estables en los que una cantidad precisa de cosas sean las que tienen que suceder y no otras. Necesitamos que los días se compongan de un número de sucesos predefinidos, porque lo contrario podría ser apasionante, pero imposible de sobrellevar. Un día y otro y otro más en el que todo resultará completamente diferente creo que acabaría con nuestra resistencia en poco tiempo.
Ahora bien, eso tampoco implica que no intentemos romper nunca la dinámica y no nos propongamos cambiar las pautas establecidas y para ello nos viene bien como apoyo inestimable la frase de Serrat.
Todos tenemos cuentas pendientes con la vida. Cosas que nos gustaría hacer y que vamos posponiendo dándonos argumentos para justificarnos y salvar nuestra honrilla personal. Sueños y proyectos aplazados, incompletos, suspendidos, prorrogados, en trámite... Hay que ponerse con ello y tratar de ir encajándolo en medio de la vida 'establecida'.
¿No es el momento? Nunca lo será si no decidimos un día concreto que ya está bien de soñar sin hacer y no establecemos un plan para ir tachando de la lista todas las cosas que hemos ido posponiendo. No quiero resultar trágico, pero ya sabeís que esto de la vida tiene un límite.
Reflexión final: Elabora una lista de las cosas que desees experimentar. Llévala en tu cartera y consúltala con frecuencia. Cada vez que taches una de ellas, pasarás de lo que tu vida podría valer a lo que tu vida vale.

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