Revista Cultura y Ocio
"Las reglas eran bastante sencillas. No quedarse a solas con él si podías evitarlo. No hacer ni decir nada que él pudiera interpretar como una invitación. No subir a un taxi ni a un ascensor con él, Tener especial cuidado cuando estuvierais juntos fuera de la oficina; sobre todo, en hoteles y congresos. Y, por encima de todo, la regla número uno, la que jamás había que quebrantar: no hacer nada de lo anterior si él había bebido".
Os veo la sonrisa, pero sí, esta semana he comenzado con eso de buscar el thriller del año. Y me va regular tirando a mal, lo confieso. Hoy traigo a mi estantería virtual, 29 segundos.
Sarah es una profesora de literatura que quiere su puesto fijo en la universidad. De momento tiene que lidiar con un superior egocéntrico y acosador que, debido a su fama, es intocable. Así las cosas, un día es testigo de un intento de secuestro de una niña e interviene para ayudarla. Lo que menos espera es que el padre sea un hombre muy poderoso que le ofrezca la posibilidad de librarse de su mayor problema: el que sea, lo que ella le diga.
La venganza como argumento habitual o como excusa, en función de quien usa el término para justificar sus actos, es algo que solemos encontrarnos en la literatura. ¿Y si además esa venganza fuera anónima? Ese es el juego que nos propone la autora. Imagina que puedes librarte de alguien, de quien sea, solo una persona y una única vez. Ahora imagina que esa persona desaparece porque la nombras y nadie va a poder vincularte a la desaparición, ¿lo harías? Bien, ese es el agradecimiento que ofrecen a la protagonista de la novela, provocando casi una crisis de conciencia en la que la razón y la emoción se pelean con dar o no un nombre, que todos podemos suponer vista la sinopsis. Así las cosas, no tardaremos en comprender la decisión que toma Sarah, dar el nombre, aunque, seamos sinceros, no la veamos demasiado inteligente a juzgar por como nos la dibuja Logan. Aún así, avanzamos. Y lo hacemos entre personajes que parecen tener la misma inteligencia que nuestra querida Sarah, y que aparecen y opinan cosas demasiado obvias pero un poco al tuntún o, mejor dicho, sin darnos motivos reales para sus opiniones o incluso actos. Es el caso de una extrabajadora del profesor irrumpiendo en una fiesta que entre una escena y lágrimas y un taxi... bien, muy peliculero todo.
Logan aún así insiste y nosotros con él. Comprendemos a Sarah y esperamos que el libro termine con la venganza, pero no, decide darle un poco más de complejidad (no mucha, tranquilos, es de 0 a 5 años) y lo que podía haber sido una buena idea para redondear la novela, acaba convirtiéndose en un desastre irreal lo mires por donde lo mires. Y es que, ya lo he comentado otras veces, sacrificar la credibilidad por dar un pequeño giro o una gran voltereta suele dar malos resultados y, en este caso, es justo lo que pasa. Una vez que la novela encara su recta final el lector no sabe muy bien por qué Logan ha optado por esa carrera final propia de una serie z de esas semanales. La protagonista que ya era casi de plástico ahora pretende ser una suerte de... tía listísima que ni siquiera queda bien explicada. Y la novela que hubiera podido llevarse uno de mis: entretenida que ya es mucho, se queda en un si lo se no vengo.
29 segundos es una novela fallida. Tanto como su título que, si bien entiendo a qué se refiere, no me convence.
Y vosotros, ¿cuál es la última novela que os entretuvo de verdad?
Gracias.