Acabo de participar en una reunión de más de 200 pediatras (17ª Reunió anual de la Societat Catalana de Pediatria) donde se han tratado importantes temas, desde las nuevas vacunas a la retinopatía del prematuro, y desde la enfermedad celíaca a la oncología pediátrica actual. 120 comunicaciones y pósters, ponencias y conferencias. Además unas comidas decentes y hasta una morigerada juerga nocturana con baile incluido, en un marco de esos que se llaman incomparables y coincidiendo con el festival TarracoViva, una excelente y a la vez divertida recreación de la vida romana en su multitud de aspectos y entornos.
Pero se ha pasado como de puntillas sobre la tremenda situación que atraviesa la salud de los niños en general y la Pediatria española en particular en estos momentos.
Por un lado está la crisis económica que afecta, al parecer a todo el mundo, pero que ya tiene efecto sobre las familias y en breve constataremos sus efectos sobre la salud de los niños.
Por otro lado y como consecuencia directa de la anterior, la crisis que representan los recortes en la sanidad, de momento en Cataluña, pero en cuanto pasen las elecciones municipales y autonómicas en el resto del estado. Porque cuando las barbas de los catalanes veas pelar, ya se sabe lo que hay que hacer con las de los andaluces, manchegos o aragoneses. Esta mañana había 250.000 personas manifestándose en Barcelona contra los recortes, convocados por más de 200 asociaciones y entidades. El gobierno catalán, en el más puro estilo de los recortes, rebaja la cifra de manifestantes a 35.000 que, a mi, me sigue pareciendo un montón de gente en la calle un sábado de primavera por la mañana protestando.
Y en tercer lugar (“last but not least”) la crisis del modelo asistencial pediátrico español, tal y como lo conocemos, peculiar y diferente del de el resto de Europa. Nos falta decidir cuanto vamos a encargar a nuestras enfermeras, que patología aguda deben asumir los Médicos de Familia y cuanta otra corresponde a técnicos y otro personal sanitario. Atrincherados en un modelo que, a mi parecer no es que no sea sostenible como “sostienen” algunos críticos, sino que no se aguanta en razonamientos objetivos, estamos dejando que, al final, en vez de modularlo e innovar nosotros los pediatras, nos lo “organicen” los gestores o los políticos como ya está empezando a pasar. (Véase Osakidetza)
Tres situaciones críticas sobre las que debemos reflexionar a diario e intentar encontrar posisciones de salida, antes de que el vendaval de la historia próxima se nos lleve por delante. Es posible que haya que hablar menos y actuar, como ya ha empezado a hacer los ciudadanos de Cataluña. Pero mientras, que no se diga que no lo hemos hablado.
Como siempre, este foro está abierto.
X. Allué (Editor)