Niños y niñas de todas partes del mundo ya han escrito a los Tres Reyes Vagos. Antes, los márgenes del texto de la mayoría de esas cartas venían con dibujos de caras sonrientes, flores y corazones. Y de ellas se desprendían amor e inocencia. Sin embargo, los dibujos que ahora enmarcan el contenido de las misivas de este año son cuerpos desmembrados, cruces invertidas y calaveras. En algunas cartas ni siquiera hay dibujos: sólo un sinfín de rabiosos garabatos en color rojo sin orden ni concierto.
Nuestros pequeños están cambiando y quizá intentan decirnos algo.