Revista Arte

31 escritores argentinos responden una misma pregunta

Por Lasnuevemusas @semanario9musas
SEAS O NO AJEDRECISTA: ¿QUÉ PARTIDA ESTÁS JUGANDO AHORA?

El ajedrez lo aborrezco. Y no estoy jugando. Vivo. Soy muy grande. Y me divierto y escribo, ya es algo en tanta derrota tanta...

La vida, siempre una partida y merece ser jugada. Ahora.

Peón cuatro torre dama. Juego con blancas. Trato de consolidar las defensas, años atacan, próstata hipertrofiada / asma fiel / artritis leve..., ecografía del cuore satisfactoria, sigo jugando.

Busco manuscritos perdidos, los apilo en murallas para contener flechas enemigas. Caballo negro cinco alfil. No lo había previsto, la situación se complica, caballo blanco come caballo negro, alfil negro come caballo blanco amenazando jaque. Me quedan algunos cartuchos, avanzo la epopeya inconclusa "Fracaso" a tres caballo rey, abro compuertas de la "Creciente Poética" para anegar las fosas, pido a Aquiles, no al mito, al viejo pescador de mi novela en ciernes, ayúdame con los arpones.

El enemigo no afloja el asedio, avanza la dama a cinco torre rey. Me defiendo como puedo, cambio las damas, sacrifico el caballo que me queda... Todo será en vano, las negras terminarán por pronunciar la sentencia: "Jaque Mate". Gracias Ingmar Bergman por "El séptimo sello", finalmente derrotaste a la muerte.

Caballo al galope, alfil con el camino despejado, torre casi Eiffel, Jaque Salve a mí, la reina. Vida nada te debo / vida estamos en paz.

Resistencia.

La partida ya cerca del final. Siempre se espera el Jaque Mate. Lo importante es hacerlo con cierta dignidad y entrar en la muerte con los ojos abiertos, como dijo el emperador Adriano, según Marguerite Yourcenar, porque con ella no hay gambitos ni enroques que valgan.

No soy ajedrecista, pero practico tai chi chuan, y trato de no ser demasiado molesto para con los demás. Soy de los que creen que, sin importar cómo me he ganado la vida, mi primer oficio, al que nunca renunciaría, es el de poeta.

La partida más difícil.

Todas mis partidas fueron un verdadero desafío, incluida la actual.

No siempre la partida de ajedrez termina en mate. "Tablas" es el nombre que recibe el empate. Y en eso estoy.

Mi partida actual, o la de siempre, es la del peón eternamente enamorado de su reina, dispuesto a jugarse la vida ante un rey ocioso, a caballo o a pie, a riesgo de ser visto desde la torre por esos alcahuetes llamados alfiles, incapaces de ir de frente.

La misma de siempre, con una señora huesuda que usa una capa negra con capucha echada sobre la brillante calavera: ella intenta por todos los medios darme el jaque mate y yo me las voy ingeniando, hasta ahora, para robarle otro peón y arruinarle la partida.

La de vivir.

Peón cuatro Rey. Me considero Peón

¡Defendiendo a mi rey!

Alfil en avance por las diagonales del saber; Torre en la misma proporción por los límites del tablero; Caballo para esquivar las malas ondas y asegurar el movimiento del resto; y así la Reina, los peones y la pretendida astucia en los desplazamientos del Rey para evitar o superar contratiempos.

La que jugué siempre: pretender dar jaque mate con los peones.

La última, siempre se juega la última, por eso hay que jugarla con pasión.

Similar a la de Max von Sydow en "El séptimo sello", el film de Ingmar Bergman.

Un gambito de dama alterativo, muy complicado pero placentero.

No tengo idea, del ajedrez solo me preocupé por saber los movimientos de cada pieza. Soy malísima para los juegos de cartas y demás, porque realmente no me atraen. La vida la vivo con pasión: proyecto y me voy adaptando a lo que esa vida, mi vida, me va dando.

Sobrevivir a la pandemia

Acabo de leer en una carta de Raymond Chandler, que el ajedrez era para él el más grande desperdicio de inteligencia después de la publicidad. Creo que exagera, pero la verdad es que soy muy poco ajedrecista. Hablo sobre todo de lo simbólico: soy muy poco estratega, así que no sé cuál es mi partida actual, salvo salir vivo y más o menos bien de la pandemia

Tablas, con tablas estoy hecho; con eso, yo que siempre pierdo, gano.

Cuidando a la Dama, estoy plenamente dedicada a planear movidas y estrategias para defender siempre, en todo momento, a la Dama.

No soy ajedrecista; observo el juego desde afuera, pero siempre me ha seducido ese modo pacífico de concluir la partida que es "hacer tablas". Lo tomo como una invitación a reiniciar la partida.

Traslado esa figura a la vida y me consuela con su imagen de no vencer y no ser derrotado. Hacer tablas, empezar de nuevo, mover otra vez los peones. El misterio se mantiene intacto.

Una en la que estoy cerca de tirar al rey propio. Simplemente por reconocer que a la muerte no se le puede ganar.

No sé jugar al ajedrez.

Me gusta mirar sus piezas en madera.

No juego partidas ya. Bailo. Canto. Trabajo. Escribo. Amo.

Vivo.

Siempre, como en "El séptimo sello" de Ingmar Bergman, uno juega contra la muerte.

Backgammon.

La mía conmigo mismo. Ojalá pudiera darle jaque mate a mi ego.


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