Revista Coaching

344.- "No te trataré como una prioridad si me tratas como a una opción"

Por Ignacionovo
Autor: Anónimo. Podemos dar algo, y de hecho muchas veces lo hacemos, de forma absolutamente altruista. Somos, cuando entendemos que debemos serlo, generosos en las mil y una formas que podemos concebir: con nuestro tiempo, para aquellos que lo requieren, con nuestro dinero, para quienes lo precisan, con nuestro apoyo desinteresado a las causas que creemos justas. Damos nuestra sangre por nada, amamos a veces sin correspondencia, en definitiva: somos capaces de ser solidarios hasta límites insospechados. Dejando eso sentado, y para cuando decidimos ser menos prodigiosos, apliquemos el famoso quid pro quo (algo a cambio de algo).
Existe una ley no escrita, la de la reciprocidad, que implica que si alguien me regala una camisa yo debería estar dispuesto a corresponder posteriormente con una cena. Tal vez no es el mejor ejemplo, pero lo que trato de decir, es que generalmente siempre hacemos las cosas esperando algo a cambio y lo lógico, natural y necesario es corresponder. Si no lo hacemos, se produce un desequilibrio y se corremos el riesgo de acabar con cualquier relación sea de tipo profesional (reciprocidad de intereses) o de tipo personal (reciprocidad de trato).
¿Qué ganan ellos? Si nos hacemos esta pregunta y somos capaces de encontrar una respuesta satisfactoria, estaremos sembrando en un terreno tan fecundo que nos sorprenderá la cosecha posterior.
Salvo el caso de personas admirables, las ocasiones en las que hacemos las cosas por razones desinteresadas son contadas y ante todo, elegidas por nosotros y no por los demás. ¿Que nos gustaría que esto funcionara de otra manera y que en todo lo que hiciéramos no mediara un intercambio tácito o expreso de beneficio? Por supuesto, pero me temo que la realidad es bastante más vulgar.
Cuando somos habilidosos en lograr un beneficio concreto para con quien tratamos, a cambio retornará, como mínimo, la inversión realizada y en algunos casos multiplicada.
Y a la hora de establecer lo que necesitan otros, no pienses estrictamente en términos materiales. Piensa que a veces lo que deseamos es simplemente reconocimiento o que alguien nos escuche o una cierta sensación de bienestar o más fácil: una sonrisa, algo de comprensión, una pizca de complicidad, empatía, animo… Hay veces que sólo queremos sentirnos importantes o que nos miren a los ojos y nos digan ¡Eh, que te veo y que sé que estás ahí¡
Reflexión final: Y no te preocupes si alguna vez no te devuelven lo que has entregado. Te pasará, porque hay gente bastante egoísta, pero que dejes de cobrar una deuda no significa que vayas a cerrar el banco.

Volver a la Portada de Logo Paperblog