Revista Coaching

355.- "Si la única herramienta que utilizas es un martillo, pensaras que toda cosa que se te presente se parecerá a un clavo."

Por Ignacionovo
Autor: Mark Twain. ¿Qué esfuerzo dedico a lo que hago y qué resultados obtengo? Hacerse esta pregunta resulta una excelente forma de mejorar nuestro rendimiento.
Quizá no nos importará demasiado que haya un desequilibrio en la balanza esfuerzo/resultados cuando hagamos las cosas por el puro placer de hacerlas, pero habitualmente, la aplicación desmesurada de esfuerzo a un trabajo, para la obtención a cambio de un mínimo rédito, puede estar entre los negocios más ruinosos de nuestra vida.
La clave es tratar siempre de optimizar (disculpad la jerga empresarial) nuestro empeño y los recursos de los que disponemos, con el fin de obtener la máxima rentabilidad. Y para ello hay que dedicar un tiempo mínimo a pensar y a planear.
Si afrontamos sin meditar cualquier tarea, al disponer de constancia y unas habilidades concretas probablemente acabemos llevándola a cabo, pero en el camino para resolverla nos habremos agotado y aburrido mucho más, que si antes de empezar hubiéramos reflexionado sobre cómo podríamos desarrollarla más eficientemente y de una manera más divertida. 
Es mucho más fácil, desde luego, no pensar y simplemente ir reaccionando a lo que la vida nos va trayendo, pero siendo permanentemente impulsivos e irreflexivos perdemos eficacia. 
Cualquier objeto que nos proponemos en la vida requiere de una mínima reflexión y planificación. Y esto incumbe no sólo a la parte estrictamente laboral, sino a cualquier aspecto de nuestra vida en el que esperamos conseguir un óptimo resultado. Sin embargo, no siempre es así.
Por ejemplo: para una decisión absolutamente critica en nuestras vidas, como es el hecho de encontrar a la pareja con la que compartiremos años e incluso décadas (en el mejor de los casos) ¿qué estrategia plantea el común de los mortales? ¿Ninguna?
Ya sé que esto puede chocar con la idea del amor romántico que todos tenemos, pero casi todas las parejas se establecen, pensémoslo bien y con las correspondientes excepciones, en reducidos círculos como el de amistad, el laboral o, un poco más allá, el de la propia ciudad o pueblo de residencia, aunque hoy en día, afortunadamente, las fronteras se han ampliado gracias a la Red.
Si, obviamente, contra el amor nada se puede y si llega, pues ha llegado, lo encontremos donde lo encontremos, pero por lógica, cuanto más ampliemos el rádio de búsqueda de nuestra pareja perfecta y cuanto más frecuentemos aquellos lugares en los que podamos compartir intereses y aficiones, más posibilidades habrá de dar con la persona verdaderamente indicada. Sería bueno disponer de una estrategia, porque nos va la vida en ello, pero no siempre la tenemos.
Reflexión final: Y es que si alguien nos garantizará que íbamos a encontrar al amor de nuestra vida en el fondo del océano, allí nos iríamos a por él o a por ella sin escafandra, pero la realidad indica que, disculpando la generalización, no solemos buscar más allá de unos pocos kilómetros a la redonda.
355.- única herramienta utilizas martillo, pensaras toda cosa presente parecerá clavo.

355.- única herramienta utilizas martillo, pensaras toda cosa presente parecerá clavo.
355.- única herramienta utilizas martillo, pensaras toda cosa presente parecerá clavo.


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