Revista Coaching

364.- "Si escuchas una voz interior que te dice "no puedes pintar", de todas maneras pinta, y esa voz se silenciará."

Por Ignacionovo
Autor: Vincent Van Gogh. ¡Cuánto daño nos hacen los noes que escuchamos a lo largo de nuestra vida! Sobre todo en la infancia, porque no hay nada más nocivo para la construcción del carácter de un niño que el hecho de decirle que no será capaz de tal o cual cosa.
¿Por qué se lanza ese mensaje? ¿Qué función específica tiene? Hay que alentar siempre, porque si de adultos un: “no creo que seas capaz”, nos puede servir incluso de acicate -dependiendo de la personalidad de cada uno-, cuando el temperamento aún no está formado es como una sentencia que queda grabada a fuego de por vida.
Hay gente que tiene la manía (y hasta parece que cobraran por ello, tal es el entusiasmo y la entrega con que se lo toman), de masacrar y reducir a cenizas las ilusiones y la capacidad de los demás. Como si pensaran: “si no lo puedo hacer yo, ¿cómo vas a hacerlo tú?”
Y te dicen que lo que intentas no será posible, que es una vaga ilusión, un absurdo irracional, que algo fallará, que no estás preparado o que es mejor que lo dejes ya, porque perderás el tiempo. En definitiva: que te olvides y vuelvas al redil de los demás; aquellos que se encuentran a gusto dentro de sus límites y les pone de los nervios que alguien pretenda salirse de ellos.
Ante esto hay dos tipos de reacciones: cerrar bien los oídos y seguir o creértelo y acabar.
Eso para con los demás, pero si en vez de luchar contra la opinión ceniza de alguien, debes hacerlo contra tu propia creencia y la voz que te dice que no puedes te sale de dentro, es casi peor. ¿La táctica a seguir? Que esa voz negativa se exprese. Que diga todo lo que tenga que decir. Que hable incesante cuanto quiera, pero mientras tanto vayamos haciendo lo que queremos hacer y no cejemos en nuestro propósito.
Las dudas se resuelven cuando actuamos, los temores acaban huyendo desalentados cuando afrontamos las cosas y empezamos a hacerlas, los complejos se deshacen cuando no tomamos nota de ellos, los nudos se desatan si comenzamos a desligar cada lazo… los imposibles no lo parecen tanto cuando hemos emprendido la marcha.
Van Gogh, nuestro ilustre autor de la frase del día, empezó a dibujar los nueve años, aunque su vocación se manifestó cuando ya tenía veintisiete.
Nunca se sintió atraído por el aprendizaje académico y aunque se inscribió en escuelas de pintura no llegó a familiarizarse jamás con las técnicas que se impartían en ellas y prefirió ir descubriendo por sí mismo los secretos del arte.
En la correspondencia dirigida a su hermano Theo hay múltiples testimonios de que en el fondo le agradaba no haber 'aprendido a pintar’, porque eso le concedió una libertad de expresión que de otra manera no hubiera tenido, para poder desarrollar su propia visión del arte.
Reflexión final: A Van Gogh no saber pintar como los demás le llevó a desarrollar un estilo propio inimitable. No se detuvo por el hecho de desconocer la técnica adecuada e inventó una manera única de hacer las cosas… y todo porque nunca dio crédito a la voz interna que le decía: “no sabes pintar y por lo tanto, no puedes pintar”.



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