Revista Opinión
Hoy finaliza el 38º Congreso del PSOE donde la rosa, y sobre todo el puño, parecen que han desaparecido de la "imagen corporativa" de la organización, como si de una marca se tratara que busca continuamente un cambio de look para agradar al consumidor, en este caso votante. Siempre pensé y aquí me he manifestado, que me parecía mejor candidata Carme Chacón que Alfredo Pérez Rubalcaba, y siento de verdad que se haya perdido esa oportunidad, a pesar de la valía de algunos de los compañeros que van en el equipo ganador, sirva de ejemplo la compañera Elena Valenciano. Creo que se ha frenado un proceso de renovación o mejor dicho de recuperación de la esencia socialista del partido, con el lastre de que en el 38º Congreso no se ha hecho ejercicio de autocrítica a la política social-liberal del gobierno de Rodríguez Zapatero, que más que defender su gestión como Secretario General se ha limitado a atrincherarse de nuevo en la crisis para justificar las nefastas decisiones tomadas en sus últimos años de estancia en la Moncloa. Todo esto debiera servir como paso a un Congreso Extraordinario, donde realmente se cambie el sistema de elección de cargos orgánicos por primarias y listas abiertas y se rompa de forma radical con la imagen de politicos profesionales que tenemos ante la sociedad, pero lo dudo con la vieja guardia de nuevo instalada a tope en el aparato. A ello hay que añadir lo que el compañero Ramón Vargas Machuca titulaba recientemente como crisis de incumplimiento, que evidencia la brecha entre lo que se predica y lo que en realidad se busca y, añado yo, se hace. Si después del Congreso seguimos con los apaños de grupitos entre si y nos limitamos a esperar en que el PP falle o sea simplemente peor o más duro que nosotros, entonces el 38º Congreso no habrá servido más que para aupar a unos en contra de otros, nada más. Y además, finalizo, tenemos una responsabilidad que no podemos perder de vista: somos un partido de izquierdas y sobre todo somos el único partido de izquierdas con capacidad para gobernar, les guste o no a los otros partidos, eso es así y por tanto incrementa aún más nuestros aciertos y nuestros errores. En términos generacionales hemos cambiado al padre por el abuelo, no por la hija, esto será difícil de explicar a nuestros votantes, especialmente cuando ya la ciudadanía dijo no hace mucho que no quería a Rubalcaba como Presidente del Gobierno ¿o ya no nos acordamos? Cuando recibí la noticia puse esto en Faacebook y Tweeter: Creo que es una mala noticia para la Izquierda que la vieja guardia siga gestionando los escombros del PSOE. Más arena para el desierto. Podría ser políticamente correcto y decir otra cosa, pero es lo que siento.