Bien, gente, mientras disfrutáis de este fin de semana, os propongo un pequeño debate cinéfilo, en esta ocasión, sobre el efecto del 3D en el cine actual, y si este es o no positivo, además de si se trata de un efecto especial que realmente, aporte algo de interés y de importancia a una película. Empezaremos viendo un poco como surgió esto del 3D y cómo es que se ha puesto tan de moda ahora, y después sostendré mi posición al respecto. Personalmente, me muestro contraria al 3D. Mi posición es en contra, y os explicaré por qué en mis argumentos. Por supuesto, os invito a participar en este debate, tanto a los que estáis de acuerdo conmigo y sois contrarios al 3D como a los que os encanta este efecto, no os perdéis las pelis en tres dimensiones y las veis todas con vuestras supergafas. Podéis dejar como siempre vuestras opiniones y vuestros argumentos en los comentarios, serán bienvenidos y así animaremos el debate.
Empezamos si gustáis con un poquito de historia. El tema del 3D y de intentar proyectar películas tridimensionales, es tan antiguo como el propio cine. Casi desde poco después de las primeras proyecciones de los hermanos Lumière, se estuvieron intentado desarrollar medios de proyección en tridimensionales, que hicieran a este nuevo medio de entretenimiento y de contar historias ganar en realismo y dejar al público pasmado. Se proyectaban dos películas de celuloiode, separadas por dos colores, el verde y el rojo, y se engañaba a la vista con gafas precisamente con una lente de cada uno de esos colores, para que se percibieran mezcladas las imágenes que recogía cada ojo y crear la sensación de profundidad. Pero no tuvo demasiado éxito, y después de la caída de la bolsa en 1929, el cine se centró en desarrollos más humildes, como el color. En 1934 se introdujo no obstante una novedad al respecto, la cámara estereoscópica, y la Metro Golden Mayer volvió a rodar una de las primeras películas de la historia del cine, la "Llegada de un tren", en 3D, consiguiendo mejores resultados. Pero, con el glamour del Hollywood dorado de la década de los 50, que dejó enormes actores y actrices, y grandísimas películas, el tema del 3D quedó un tanto olvidado. Ya a partir de la segunda mitad del siglo XX, con las mejoras tecnológicas y entrando poco a poco en la era digital que vivimos de pleno ahora, los avances permitieron mejorar el 3D. Las lentes polarizadas, desarrolladas por Polaroid, permitían ver el color en tres dimensiones, y en los años 60, se desarrolló el sistema Space-Vision 3D, que permitía superponer las dos películas necesarias para crear el efecto con un solo proyector. En los años 70, hubo mejoras que permitieron no correr el peligro de que las dos películas se desincronizaran. El formato IMAX, que llegó en los años 80, revivió temporalmente el fenómeno 3D, pero volvió a caer en desuso hasta esta última década. Fue sobre todo el estreno de la película Avatar de James Cameron lo que le dio nuevos vuelos, mejorando la técnica y combinándola con otras como la captación de movimientos. Para mí la película esta sobrevalorada en cuanto a historia, guión e interpretaciones, me resulta bastante insulsa y floja, pero reconozco que técnicamente es espectacular, y eso que no la vi en 3D. Desde entonces, muchas películas se pasan a las tres dimensiones, o son rodadas directamente en esta versión, y ya se ha hecho muy común que se proyecten en las salas comerciales a las que vamos todos a disfrutar del cine. Incluso producciones exitosas de antes del 3D, como Titanic, han sido convertidas, y la televisión desarrolla ya maneras de implementar este efecto, aunque los televisores 3D son aún demasiado caros para el común de los mortales, y esta el tema de las gafas, claro.
Sin embargo, la reflexión que yo hago es... ¿aporta realmente algo este efecto a la calidad de una película? Sinceramente, opino que no. Yo miro la calidad de una cinta por su guión, su dirección o sus interpretaciones. Eso es lo que realmente me importa: que me cuente una buena historia, o al menos me entretenga, que este bien hecha y bien interpretada, y lo demás no cuenta demasiado. Claro que los efectos especiales y visuales ayudan a ganar realismo a una película, sobre todo y en especial, a las de mi género favorito, la ciencia-ficción y fantasía. Pero estos deben estar siempre al servicio de la historia, eso es lo más importante. Hoy en día, no hay gran producción que no tenga un despliegue pantagruélico de explosiones, vertiginosos giros de cámara, destrozos y cosas que vuelan por los aires. Y sí, es muy impresionante, desde luego, pero no suele ser con lo que yo me quedo, e incluso a veces me parece que se abuse de ello. Claro que, en este sentido, el 3D ayuda a ganar realismo, y a que luzcan más algunas escenas, pero... cuidado. Estamos hablando de un efecto que nos obliga a rodar una película entera pensando en él, escribiendo escenas para su lucimiento, y utilizando técnicas especiales para que quede bonito. Esto, gente, no es un efecto como a mi gusta, al servicio de una historia, que le ayude a ganar realismo, a impresionarnos un poco y a contar incluso mejor lo que queremos decir. Este es mi principal problema con el 3D: noto que las películas, como Avatar, o las de el Hobbit, son rodadas por y para este efecto, y no al revés, como debiera de ser. No lo estamos usando para mejorar la película, su guión, su historia, sino solo para embaucar al espectador, embobándolo con impresionantes imágenes. En tiempos donde seguimos teniendo el espinoso tema de la piratería y las descargas, donde volvemos a una crisis económica muy fuerte que parece que no quiere dejarnos, y donde encima, el IVA cultural en este país esta por las nubes, va el cine y se abraza al 3D como excusa para impresionarnos, y encarecer el precio de las entradas, como si ya no te costara un riñón y un ojo de la cara poder ir al cine. ¿Y todo para qué? ¿Vamos a ver algo que realmente mejore las películas? No desde el punto de vista que importa, que es el de la historia y los personajes. Hace poco he revisado de nuevo la saga Star Wars, y a las originales, honestamente, en la técnica y aún habiendo sido remasterizadas, se les ve un pelín las costuras. Incluso las precuelas resultan modestas en el aspecto técnico, comparadas con el cine que se esta haciendo ahora, desde hace unos diez o cinco años para acá. ¿Pasa algo malo con esto? No, porque la historia sigue siendo tan grande y épica como siempre. Y si veo cualquier clásico de los 80, de esos que disfruté de pequeña, como los Goonies, Dentro del Laberinto, o el Chip prodigioso, me pasa lo mismo. Veo que, técnicamente, se empieza a ver que los efectos que usaron en su día ya se han quedado anticuados, pero sus historias siguen siendo geniales, y eso es lo que más importa. Como contrapartida al 3D, un efecto que obliga a directores, actores y técnicos a no pensar más que en él, hay otro que sobre todo fue perfeccionado por Peter Jackson en la trilogía original de El Señor de los Anillos, un efecto que sí esta al servicio de la historia, y que sí le ayuda a ganar realismo con relativa comodidad, y sin que haya que pensar en escenas para que luzca superespléndido (basta con algunos primeros planos para que se vea lo bien que ha quedado) Este efecto es, por supuesto, la teconología de captación de movimientos, que, con un traje de sensores, permite captar la interpretación de un actor o actriz, y traspasarla a un personaje hecho por ordenador, que será dotado de voz y de vida gracias al intérprete que hay detrás, y quedará, con ayuda también de una animación más sofisticada, verdaderamente bien y real. Finalmente, con respecto al 3D, esta el tema de la incomodidad de las gafas. Quizá los que tenéis la vista sana esto no es un problema tan grave, pero para mí, gafotas desde pequeña, es un pelín incómodo tener que ponerme dos gafas, sobre todo para mi pobre nariz. Y si me quitara las mías, pues como comprenderéis no vería ni tres en un burro. Además. el efecto a veces me incomoda un poquito la vista, se me secan mucho los ojos. Y este tema de las gafas, en el cine es un mal menor, pero con la tele... ¿qué esperan que veamos en 3D, el Sálvame, el fútbol, y otros rollos que echan? ¿De veras verías un partido de fútbol o una carrera de F1 con esas gafitas, en lugar de cómodamente repachingado en tu sofá, aficionado a los deportes? ¿Las abuelas van a ver la telenovela y los cotilleos con gafas 3D? ¿Los documentales de La 2, dormiremos la siesta con ellos de fondo y las gafas 3D puestas, por si acaso? ¡¡Vamos ya!! Demasiado ambicioso para la baja calidad general de la televisión en este país.
En conclusión, que no estoy nada de acuerdo con el invento. De cuando en cuando, veo alguna peli en 3D, por supuesto, pero no me es estrictamente necesario verla en esa versión. Si los demás quieren, perfecto, la veo entonces, como no. Pero en mi opinión, estamos hablando de un elemento que no aporta nada a lo que significa que una película sea buena de verdad, que es una excusa para encarecer aún más el ya caro precio de la entrada de cine (un artículo de lujo, desgraciadamente para muchos, en estos tiempos de crisis que corren) que no combate la piratería ni las descargas que llaman ilegales, y encima, es un tanto incómodo tener que verte una peli con dos gafas. No sé cómo pensaréis los demás, a mi esta moda del 3D no me convence demasiado. Espero vuestras opiniones y argumentos en vuestros comentarios, para que abramos debate al respecto del tema. Por lo demás, sigo en muy buena racha de inspiración bloguera, así que, muy pronto, más y mejor por aquí. ¡¡Nos vemos!!