Sí. Ocurrirá. Todos lo sabemos. Se lo llevará. Ya tiene ensayada su cara. Ya ha reescrito el discurso que preparó cuando fue nominado por ¿A quién ama Gilbert Grape? (1993), o por El aviador (2004), o por Diamante de sangre (2006), o por El lobo de Wall Street (2013). Ya le ha hecho un hueco en una estantería en uno de los salones de una de sus mansiones. El próximo 28 de febrero, Leonardo DiCaprio ganará, por fin, su primer Oscar gracias a su papel en El Renacido, dirigida por Alejandro González Iñárritu.
El pobre es que lo pasa fatal
Tal vez en un primer momento lo celebremos y nos emocionemos un poco, tal vez respiremos aliviados, como sacándonos un peso de encima. Pero, ¿qué ocurrirá después de que Leonardo DiCaprio gane el Oscar? Se acabó, amigos, esa tensión no resuelta entre la estatuilla y él. Adiós al gusanillo. Adiós a la emoción. Ya tendremos lo que quería(mos). Y no hay nada peor que conseguir lo que uno quiere. Es por eso que Leonardo DiCaprio no debería ganar el Oscar este domingo. No, no me gusta ser una punki ni ir contra corriente. Leonardo DiCaprio me gusta mucho desde hace mucho tiempo. Pero no tiene que ganarlo. No ahora. Y tengo unos cuantos motivos bastante convincentes – a la par que egoístas – para demostrarlo.
Lo bonito no es llegar, lo bonito es el camino
Seguramente Paulo Coelho y la mitad de mis amigos de Facebook tendrían una frase más bonita y profunda para explicar esto, pero básicamente ese es el concepto. Que sí, que llegar a la meta está muy bien, que desde el pico de la montaña es de donde mejor se disfrutan las vistas. Pero ese no es el auténtico propósito del viaje. El auténtico propósito del viaje es el viaje, es disfrutar de ese recorrido, mejorar día a día, seguir luchando, ser cada vez más exigente. Y de eso Leonardo DiCaprio sabe un rato. ¿Qué ocurrirá una vez haya llegado donde quería? ¿Estamos preparados para un Leonardo que ya haya conseguido lo que buscaba? ¿Empezarán a flojear sus papeles? ¿Volverá a ser un actor guapo y ya está? ¿Hará comedias románticas? ¿De verdad queremos arriesgarnos a conocer la respuesta a todas estas preguntas?
Secretos divertidos: nunca he visto Titanic enteraLeonardo es un “perdedor”, como nosotros
Seamos honestos. Que a alguien como Leonardo DiCaprio se le haya resistido tanto el Oscar resulta bastante reconfortante para el resto de los mortales. ¿Al final no conseguiste el trabajo? Bueno, Leonardo DiCaprio no tiene un Oscar. ¿La-chica-o-el-chico de tus sueños te ha dado calabazas? Bueno, Leonardo DiCaprio no tiene un Oscar. ¿No hay manera de que el camarero te haga caso y todo el mundo se te cuela en la barra? Bueno, Leonardo DiCaprio no tiene un Oscar. ¿Qué será de nosotros cuando lo gane? Necesitaremos a un nuevo “perdedor”, a un nuevo ””””fracasado”””” al que tomar como referencia cuando seamos ninguneados y nos sintamos como unos auténticos miserables. No, Leo, no puedes abandonarnos ahora.
Tu viva imagen cuando Mary Rose no quiso venir contigo al baileY Marty, ¿qué?
Reconocedlo: es feo. Llevas catorce años con el novio de siempre. Vuestros padres se conocen, habéis ido una docena de veces a Ikea (claro signo de que la relación está consolidada) y ya no sabéis hablar en singular. Habéis vivido mil experiencias juntos y, de repente, lo abandonas para casarte con otro a los cuatro días de conocerle. No, amigo, así no funcionan las cosas. No es bonito. No es romántico. No es una historia digna de Hollywood. El Oscar de Leonardo DiCaprio debería venir de la mano de Martin Scorsese. Con él estuvo nominado al Oscar al mejor actor por El aviador y El Lobo de Wall Street. No puede ahora venir otro y llevarse parte del mérito. No. No. Las comedias románticas no acaban así.
Tienen esta foto de perfil en WhatsAppY todos los memes y los chistes, ¿qué?
Leonardo DiCaprio y su relación con el Oscar es todo un filón que ha generado gritones de chistes y memes a lo largo y ancho de internet. ¿Estamos preparados para renunciar a eso? Sí, es verdad, siempre hay algo nuevo de lo que reírse, pero, ¿qué haremos hasta que lo encontremos? ¿Y si aún no hemos explotado todos los chistes? ¿Podemos permitirnos precipitarnos de este modo?
Sé que es una guerra perdida, que el domingo el mundo no volverá a ser el mismo y que empezaremos a hablar utilizando el Oscar de Leonardo DiCaprio como referencia temporal. Pero, ¿seguirá teniendo sentido nuestra vida? Eh? Eh?