Por Steven Hayes
A veces no avanzas en absoluto con un consultante. Se presentan a la sesión, comprenden lo que estás tratando de enseñarles e incluso siguen los ejercicios… Sin embargo, cuando salen de la habitación, vuelven a su mundo y regresan a un entorno que subvierte todo lo saludable que están tratando de aprender. No practican las habilidades que les enseñaste, siguen atrapados en su historia y, como resultado, apenas progresan.
Peor aún, pueden empezar a sentirse desilusionados y dejar de presentarse por completo.
Cuando esto sucede, es difícil no preguntarse si hiciste lo suficiente. La verdad es que esto ocurre con demasiada frecuencia, y hay principalmente cuatro razones por las que te quedas estancado:
Razón 1: No has construido una alianza sólida con tu cliente
Uno de los predictores más consistentemente encontrados para el éxito terapéutico es una sólida alianza entre el terapeuta y el paciente, independientemente del enfoque de tratamiento, los problemas del consultante u otros factores contextuales. Si tú y tus clientes no están trabajando bien juntos como equipo, se vuelve difícil facilitar un cambio significativo.
Razón 2: No has comprendido completamente los matices de la situación de tu cliente
La vida de tu consultante es una red compleja de factores interactivos, algunos de los cuales mantienen sus problemas y obstaculizan el progreso efectivo. Por ejemplo, ¿les cuesta concentrarse en el trabajo debido a preocupaciones frecuentes? ¿Es al revés? ¿O ambos factores son completamente independientes? ¡Es tu tarea averiguarlo! Si tus clientes no están progresando de manera significativa, es posible que aún no comprendas completamente los matices de su situación.
Lo cual nos lleva al siguiente punto…
Razón 3: No has involucrado adecuadamente a tu cliente para que practique las habilidades básicas
El cambio real solo ocurre cuando tus pacientes comienzan a hacer las cosas de manera diferente. Y la mejor manera de facilitar un nuevo comportamiento es a) alcanzarlos fuera de la sesión en la vida diaria y b) adaptar tus intervenciones a su contexto individual. Esto significa comprender las necesidades, deseos y expectativas de tu cliente (ver Razón #2) y luego personalizar tu enfoque en consecuencia.
Y finalmente…
Razón 4: No has aplicado técnicas o métodos terapéuticos con habilidad
Esta última quizás no te sorprenda: si deseas ayudar a otros a realizar cambios significativos, necesitas saber lo que estás haciendo. Debes estar entrenado en el enfoque que estás enseñando, saber cuándo aplicar ciertas intervenciones y ser capaz de adaptarlas a tus clientes individuales (recuerda la Razón #3). Solo cuando practicas las habilidades básicas tú mismo puedes enseñarlas adecuadamente a otros.
Artículo publicado en el newsletter de Steven Hayes y traducido para Psyciencia.
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