El lenguaje popular, ya sabemos que no siempre preciso y muchas veces falaz, señala que una persona que “tiene carácter”, generalmente es porque posee un "mal carácter", sin matizar que una cuestión es disponer de una personalidad definida y un sólido temperamento y otra simplemente ser desabrido y maleducado.
La acidez, la desconsideración y la pérdida del control en las situaciones de presión, son síntomas de una naturaleza desequilibrada cuyo efecto sobre los demás suele ser la generación de una tensa y permanente angustia alrededor.
Tener carácter es ser consecuente con nuestras ideas, principios y valores y estar dispuestos a defenderlas con pasión, pero con respeto, teniendo claro que nunca hay razones absolutas y, si acaso, sólo argumentos propios discutibles. Las ideas no se imponen, y menos con agresividad y violencia verbal; las ideas se exponen.
Poseer carácter es ser capaz de responder a los enigmas, misterios y problemas que la vida trae consigo a cada paso, recurriendo a lo que ya hemos aprendido y estando dispuestos a aprender lo que aún nos falta. Es también controlar los impulsos, dominarse a sí mismo y no ceder a la corriente imperante cuando nuestras convicciones son firmes.
Tener carácter es no temer equivocarse, porque el error forma parte del aprendizaje y, por supuesto, no escudarse en los demás para tomar una decisión que debe ser propia. O sea: adoptar individualmente las decisiones que atañen a nuestra vida y ser responsables del resultado de las mismas sea este el que sea.
Y en definitiva, tener carácter es no desmoronarse en las situaciones más adversas, porque manteniéndose firme y confiado se sale de ellas; algo imposible si nos entregamos a la desesperación.
Alguien, lamento no haber encontrado la autoría, lo describió mejor que yo.
Están los que usan siempre la misma ropa,
están los que llevan amuletos,
los que hacen promesas,
los que imploran mirando al cielo,
los que creen en supersticiones...
... y están los que siguen corriendo cuando tiemblan las piernas,
los que siguen jugando cuando se acaba el aire,
los que siguen luchando cuando todo parece perdido,
como si cada vez fuese la ultima vez,
convencidos de que la vida misma es un desafío.
Sienten dolor, pero no se quejan,
porque saben que el dolor pasa,
el sudor se seca, el cansancio termina.
Pero hay algo que nunca desaparecerá:
la satisfacción de haberlo intentado
y entrado en acción para lograrlo.
En los cuerpos de unos y otros hay la misma cantidad de músculos,
en sus venas corre la misma sangre.
Lo que los hace diferentes es su espíritu.
La determinación por alcanzar la cima,
una cima a la que no se llega superando a los demás,
sino superándose cada día a si mismo.
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 13 enero a las 07:48
Magnífica entrada.
publicado el 02 febrero a las 02:58
ηθος ανθρωπω δαιμων (Ἡράκλειτος) o Ethos anthropo daimon (Heráclito)
publicado el 30 noviembre a las 22:21
es el tema mas importante para el se humano