Quizá haya quienes se jacten de que les basta con la compañía y la comprensión de los más allegados, pero eso implica una visión muy estrecha con la que renunciamos a decenas de otras nuevas posibilidades: las de todos aquellos que pasan por nuestra vida y que, aunque no se crea, podrían enseñarnos algo de todo lo que necesitamos aún aprender.
El conocimiento y la comprensión de los que nos rodean es una capacidad que resulta decisiva para la vida de cualquier persona, pues afecta a un espectro amplio de necesidades vitales. Si incrementamos nuestra atención y hacemos ‘visibles’ a otros (a quienes vemos, pero en realidad 'no vemos'), llegaremos a conocer las razones que les justifican, las aspiraciones que les motivan, los problemas que les preocupan, sus creencias y valores, y quizá encontremos que sus ideales no están muy lejos de los nuestros y quizá también lleguemos a la conclusión de que compartimos mucho más de lo que podíamos esperar. Y ese, evocando "Casablanca", puede ser el principio de una gran amistad.
Lo más importante
En el transcurso del segundo semestre en una escuela de enfermería, un profesor hizo a sus alumnos un examen por sorpresa. La última pregunta de la prueba era la siguiente: ¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?
Los alumnos pensaron que seguramente era una broma. Habían visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Era alta, de cabello oscuro, como de unos cincuenta años, pero ¿cómo iban a saber su nombre? Todos dejaron sin respuesta esa última pregunta.
Cuando salían de clase, uno de los jóvenes abordó al profesor con el fin de consultarle si un planteamiento tan insólito como aquel, contaría en la nota del examen.
- Absolutamente, afirmo el profesor con rotundidad. En sus carreras ustedes conocerán muchas personas. Todas son importantes y merecen su atención, aunque solamente les sonrían y les digan: “¡Hola!”, llamándolas por su nombre.
Una buena lección jamás se olvida.
Reflexión final: "Nos desdeñamos u odiamos porque no nos comprendemos porque no nos tomamos el trabajo de estudiarnos.” (Santiago Ramón y Cajal)