Autor: Robert Fulghum. Hace unos días me remitieron un enlace, en el que se explicaba la causa real de la existencia de curvas en las carreteras, incluso cuando el terreno no aconseja trazarlas. La conclusión del artículo es bastante simple y quizá para algunos inesperada: combatir el sueño y evitar que nos durmamos al volante.
No es extraño el esmero en proyectar diseños quebrados, cuando una de las principales razones que originan los accidentes de tráfico, es la salida de la carretera de un vehículo en solitario durante una larga recta. Con el fin de paliar tales percances, los ingenieros diseñan las vías de circulación con curvas de distinta gradación, que no tienen otro objeto, como queda dicho, que evitar la pérdida de concentración del conductor.
Podríamos establecer un rápido paralelismo con la propia vida y cómo esta nos va colocando delante sus propias curvas en el camino, en forma de obstáculos o dificultades, que nos obligarán a redoblar la atención y agudizar el talento, si queremos evitar los derrapes.
Podemos creer, que lo creemos, que sería mejor disfrutar de la plácida conducción, sobre una inacabable línea recta, sin sobresaltos, y que nos llevase directamente hasta el lugar que pretendemos. Sin más preocupación que la de encontrar un lugar para repostar. Es el sueño de la vida resuelta sin mayor esfuerzo.
Sin embargo, ese pensamiento inicial se desbarata, cuando una vez alcanzado lo que pretendíamos, llegamos a reconocer que si no nos hubiéramos encontrado con tal o cual dificultad o no hubiéramos soportado tal calamidad o no hubiéramos sido capaces de resolver aquel mar de problemas, no hubiésemos llegado a lograr, ni por asomo, aquello que al final obtuvimos.
Las adversidades no son inútiles, aunque nos lo parezcan. El dolor, el sufrimiento, los abatimientos mundanos o excepcionales, y cualquier contrariedad que encaremos, es moneda de uso corriente en el 'bazar'de la vida con la que pagar los éxitos.
La realidad es que en un mundo sin barreras, no hay campeones, y sin batallas, no hay victorias, como sin lluvia es imposible el arco iris. Se adquiere la fuerza que se ha superado, decía Ralph Waldo Emerson. Las curvas en la carretera, como los aprietos y las adversidades en la vida, son inevitables y, por tanto, habrá que desarrollar la actitud adecuada para enfrentarse a ellos y no rehuirlos.
Los trayectos sin obstáculos no llevan a ningún sitio interesante. Es tan cierto que cada ruta tiene su charco, como que cada vida tiene su bache, y todos los que han tenido que conducir durante mucho tiempo y en las peores carreteras posibles para alcanzar sus metas, podrán atestiguarlo.
Reflexión final: Y recordar que todo es efímero... "Si estás en una mala situación, no te preocupes que va a cambiar. Si estás en una buena situación, no te preocupes que va a cambiar." (John A. Simone)
Revista Coaching
440.- "Si te rompes el cuello, si no tienes nada que comer, si tu casa está en llamas, entonces tienes un problema. Todo lo demás es un inconveniente."
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