Revista Coaching

446.- "La desgracia que no habla, murmura en el fondo del corazón que no puede más, hasta que lo quiebra."

Por Ignacionovo
Autor: William Shakespeare. Hay que tener un cierto control de sí mismo y ser prudentes. Estoy de acuerdo. Hay que moderarse a la hora de exteriorizar el dolor como muestra de entereza. Hay que procurar extraer de la veta más profunda de nuestra alma, la fuerza que nos haga soportar hasta el dolor insoportable. Es así. Pero que un acto de pudor comprensible, no implique el dejar de sentir y que optemos por reprimir nuestras emociones, confinándolas al lugar donde jamás se expresan.
La psicología y las ciencias sociales han demostrado la importancia de expresar, de alguna forma, lo que está sucediendo en nuestro interior. La fortaleza que poseemos no es inextinguible y guardar siempre lo que nos duele, y fingir que el dolor no nos afecta, es inhumano (impropio del ser humano) y trae consecuencias. "El dolor que no se desahoga con lágrimas, puede hacer llorar a otros órganos." Francis J. Braceland, psiquiatra.
No hay nada "malo", lo recuerdo por si lo pareciera, en expresar dolor. Si bien en nuestra cultura se educa a la gente, especialmente a los hombres, para que oculten sus sentimientos, repriman sus emociones y no se inmuten por nada, estamos hechos para verbalizar lo que sentimos y para contar nuestras historias, ya sean de dolor o alegría. Hablando de lo que nos ocurre y compartiendo nuestros estados de ánimo, podemos encontrar alivio.
¿Que se necesita valor para hacer frente a lo que sentimos? obviamente, pero estamos obligados, porque lo que quisiéramos decir y se calla, es un gas letal almacenado, que un buen día explota o nos daña internamente. Hay que ir liberando poco a poco la espita de las emociones negativas, descomprimiendo nuestro dolor y regenerándonos con nuevos proyectos, ilusiones e iniciativas.
Simular que somos invulnerables al dolor y que aquello malo que nos ocurre no nos afecta, puede ser un buen intento de protegernos, pero una forma ingrata, por sufrida, de vivir. La vida se hace más emocionante cuando somos capaces de mostrarnos tal y como somos... y a veces somos desdichados.
“Todos generamos diariamente basuras en nuestro domicilio. Si almacenáramos la basura y cerráramos la puerta, empezaría a oler mal y la vida allí se tornaría imposible, para nosotros y para los vecinos que, seguramente, se quejarían. Lo adecuado es arrojar nuestros residuos al contenedor más próximo. Puro sentido común. No obstante, a veces, escondemos, apilamos o dejamos que se 'pudran' determinadas emociones, sin deshacernos de ellas, y permitimos que contaminen nuestra casa interior… Es preciso pues eliminar a diario nuestras 'basuras emocionales”. Jaume Soler, www.fundacioambit.org.
Reflexión final: "Quien sabe de dolor, todo lo sabe." (Dante Alighieri)


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