457.- “Los cuentos de hadas son bien ciertos, pero no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que podemos vencerlos”.

Autor: Gilbert Keith Chesterton. Sigmund Freud sospechaba que los sueños y los cuentos de hadas procedían del mismo lugar. Que los cuentos de hadas, al igual que los sueños, son ventanas al inconsciente. Más recientemente el psicólogo Bruno Bettelheim subrayaba la importancia de los cuentos de hadas, como herramienta esencial para los niños, con el fin de aprender a navegar por la realidad y sobrevivir en un mundo gobernado por adultos: "Los cuentos de hadas son queridos por el niño porque a todos los pensamientos de enojo y ansiedad de su mente, el cuento de hadas les da cuerpo especifico en cada contexto. Además, estas historias siempre se traducen en un desenlace feliz, que el niño no puede imaginar por su cuenta.”
Y, por supuesto, aparte de la interpretación psicológica se encuentra la razón lúdica: nos encantan las historias y aunque ya de mayores algunos no se permitan reconocerlo, por el estúpido complejo adulto, que obliga, al parecer, a ser maduro sin retorno, disfrutamos de ellas como niños y como niños de nuevo, se nos encienden los ojos cuando alguien nos cuenta algo apasionante.
Aquellas antiguas historias narraban la confrontación entre la razón y el sentimiento, o las peripecias de un personaje incómodo en el extraño universo que le había tocado vivir, o la vida del joven sin ninguna posibilidad de tener éxito y al que la suerte acababa sonriendo, o aquel otro rechazado por todos y finalmente aceptado…
Y todas aquellas historias nos enseñaban algo que nos sería muy útil: en la vida, como en los cuentos, hay bosques profundos y oscuros en los que habitan monstruos. Tenemos miedo, si, pero hemos de adentrarnos en ellos porque en los lugares más temidos se encuentran las mejores recompensas. Temblaremos, pero si somos capaces de superar el pavor, llegaremos hasta su guarida, lucharemos contra ellos y los abatiremos para alcanzar el oro, el amor, la gloria o lo que quiera que sea nuestro Grial.
Hay mucho que podemos aprender sobre las historias que escuchamos de niños. Personajes mágicos como el flautista de Hamelín, la rana que habla o el hada madrina es probable que permanezcan como estereotipos para siempre en nuestra imaginación. Aunque, como decía Hans Christian Andersen: "La vida en sí es el más maravilloso cuento de hadas."
Reflexión final: “Y sin embargo, algunas personas dicen que se aburren! ¡Démosles libros! ¡Démosles fábulas que los estimulen! ¡Démosles cuentos de hadas! (Jostein Gaarder)