Revista Coaching

467.- "El secreto de la felicidad es simple: averigua qué es lo que te gusta hacer y dirige todas tus energías hacia ello. Haciendo esto, la abundancia iluminará tu vida y todos tus deseos se cumplirán sin esfuerzo."

Por Ignacionovo

Autor: Robin S. Sharma. Texto extraído de un foro de Internet: “Tengo 31 años. Estoy estudiando inglés (que es básico en el país en donde vivo), pero sin mucho entusiasmo; es decir, sin excesiva dedicación ni disciplina. El problema es que no sé lo que quiero de la vida. A estas alturas ya debería saberlo. No tengo la menor idea de por dónde encaminarme (me refiero a profesionalmente). ¿Alguien tiene alguna idea de como resolver un problema así? Es que yo me dejo llevar como una hoja al viento y eso, a mi edad, ya no esta bien...”. No es una reflexión insólita.
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Uno de los principios irrefutables que nos deja la experiencia, es que si no sabes dónde vas, jamás llegarás hasta allí. Decidirse por una opción, decantarse por un criterio, elegir una sola parte del menú, puede resultar traumático si no se tiene claro el fin, pero es imprescindible y decisivo si se pretende lograr algo valioso.
La causa de la indecisión no es otra que el miedo al fracaso; un círculo vicioso en el que el miedo termina por matar cualquier asomo de motivación, y sin motivación no hay voluntad. De ahí uno va derecho a la apatía y a la pereza. Una vez desmotivados ya nada nos gustará ni atraerá. Y cuando carecemos de entusiasmo nos falta la energía y, además, hay que soportar la maldita presión social y el famoso "hay que hacer algo" y toda la interminable lista de "debes y deberías". No queda otra que asumir responsabilidades y compromisos. La edad empuja, la vida empuja y el miedo nunca puede ser más fuerte.
El mayor error es desistir de hacer, por temor al resultado. Podríamos tomar el ejemplo de las  personas que vagaron por entre mil oficios antes de encontrar aquello que de verdad les gustaba hacer. Experimentaron y fracasaron. Lo intentaron y reintentaron. Probaron, ensayaron y hubieron de reinventarse, pero al final lo consiguieron. Hay veces que la única manera de saber qué se quiere es descartando lo que no se quiere y, desde luego, no es buen método dejar pasar los años en espera de que una mágica mañana nos traiga al despertarnos la solución perfecta.
Hay vocaciones tempranas, y las hay inexistentes. Hay gente que descubre lo que quiere hacer en la vida cuando empieza y otros cuando su biografía ya está casi completa. Es así, y no hay que ponerse nervioso si la ‘iluminación’ tarda en llegar... pero tampoco estar eternamente parado sobre una pierna esperando que cambie el paisaje para dar el siguiente paso.
Reflexión final: "La felicidad consiste en abrazar alguna vocación que satisfaga al alma". 
(Willian Osler)


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