
Autor: Christopher Cleveland y Bettina Gilois (guion de la película Glory Road). La película motivadora de hoy, basada en hechos reales, nos traslada al año 1966 y al campeonato de la División I de Baloncesto Masculino de la NCAA en Estados Unidos. El entrenador Don Haskins lideró un equipo de jugadores que incluía a cinco afroamericanos, por primera vez en la historia del NCAA, rompiendo con ello la discriminación racial imperante en la época.
La doctrina de aquel entrenador era siempre ganar con coraje, corazón y valor. Ganar con respeto hacia uno mismo, y ganar, incluso, en contra de todas las probabilidades. Lo que jamás imaginó, es que la increíble victoria de su subestimado equipo trascendería el ámbito deportivo y cambiaría no solamente su propia vida y las de sus jugadores, sino también el pensamiento reinante en su propio país.
Los Texas Western Miners comenzaban los partidos con tres jugadores negros y dos blancos. Tras sus primeras victorias contra mediocres equipos locales, el entrenador se percató de que tenía que darles más espacio a sus jugadores negros. Lamentablemente, cuantas más victorias y fama obtenía aquel equipo, más amenazas de odio racista recibían. En aquel momento -los años sesenta-, el racismo era extremo y la capacidad atlética de los deportistas negros estaba oculta por el predominio del ‘pensamiento blanco’.
Esta historia concluyó como cualquiera puede imaginar y como culminan, por otra parte, las historias en el cine popular, pero lo importante es el mensaje: los ideales sirven y procuran victorias, siempre y cuando nos aferremos a ellos y los defendamos. La grandeza de los ideales no es alcanzarlos, sino luchar por ellos; alcanzarlos es sólo una consecuencia y una recompensa.
Dicen del idealismo que es la capacidad de ver a las personas como podrían ser, si no fueran como son. La trama de esta película lo refleja a la perfección y cuando alguien consigue aglutinar un grupo en torno a una idea poderosa y justa, es difícil que ese grupo se rinda. Si a quienes luchan solamente por ganar, se oponen aquellos para los que hacerlo es, además, el desenlace de algo mucho más importante y trascendente, la balanza siempre se desequilibra a favor de los últimos.
Reflexión final: "Un hombre no vale nada si no profesa ardiente devoción a un ideal." (Theodore Roosevelt)
