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486.- “Quien vive sin pensar no puede decir que vive”

Por Ignacionovo
486.- “Quien vive sin pensar no puede decir que vive”Autor: Pedro Calderón De La Barca. “Las personas que piensan mucho no solo tienen más células en los lóbulos frontales del cerebro, sino que, además, tienen mala memoria y sufren de depresión”, según señala un estudio universitario realizado en Londres el cual concluye que: pensar está bien…, aunque mejor no exagerar.
Dicho estudio, es el primero en demostrar que hay diferencias físicas en el tamaño del cerebro entre las personas que piensan mucho sus propias decisiones y las que no lo hacen. También explica, a su vez, que algunas personas tienen tendencia a “cavilar demasiado” y ello les conduce a sufrir mayor riesgo de depresión. Es decir: estar demasiado ensimismado en los propios pensamientos no es demasiado bueno. Resulta que pensar, o al menos pensar demasiado, ¡es una actividad de riesgo!
A través de la historia no han sido pocos los eruditos que han recalcado los beneficios del pensamiento y la meditación. Desde Leonardo Da Vinci: “Quien piensa poco, se equivoca mucho”, hasta Confucio: “Pensar, sin aprender, es cansado y peligroso. Aprender, sin pensar, es vano”. Desde Ernest Renan: “El medio de no cambiar es no pensar”, hasta Francis Bacon: “Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde”.
Más que cuestionarse sobre el hecho de si pensar o no pensar, deberíamos esmerarnos en la selección del tipo de pensamientos que llevamos a nuestra mente. Algunos de ellos francamente prescindibles; otros, abiertamente deseables. Lo que deprime, creo, no es pensar… sino malpensar.
Para esclarecer aquellos aspectos sobre los que resulta positiva la meditación y los que es mejor obviar, por inservibles o nocivos, traigo esta división formal de los diferentes tipos de reflexiones…
1) Pensamientos necesarios o mundanos. Se refieren a nuestra rutina diaria como “qué comeremos hoy” o “qué camino sigo para ir a trabajar”.
2) Pensamientos inútiles: son los carecen de interés práctico. Se refieren a cosas del pasado, como: “Si esto no me hubiera ocurrido”, o “por qué me dijo aquello” o “si hubiera hecho esto o lo otro”, etc. Pensamientos sobre lo que ya no podemos cambiar.
3) Pensamientos negativos y/o destructivos: son los mas lesivos; especialmente hacia nosotros mismos. Aparte del impacto que puedan causar en los demás, estos pensamientos originan una gran pérdida de nuestra paz y fuerza interior. Están basados en la ira, la avaricia, las expectativas insatisfechas, los desacuerdos, los celos, etc.
4) Pensamientos positivos y/o sutiles: son los únicos que nos permiten acumular energía y nos capacitan para ser constructivos.
Tomado del curso “El Potencial del Pensamiento Positivo”, de Brahma Kumaris (World Spiritual University).
Si somos capaces de seleccionar (de nosotros depende) los pensamientos que nos favorecen, nos hacen crecer, nos refuerzan y estimulan… por delante de los que nos disminuyen, nos abruman o nos preocupan vanamente; pensar seguirá siendo un ejercicio sublime, inexcusable y, sobre todo, útil.
Reflexión final: “Sin tiempo de pararse a pensar, la única esperanza es el próximo trago.” (Malcolm Lowry)
486.- “Quien vive sin pensar no puede decir que vive”

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