Revista Coaching

491.- "¡Qué vida tan maravillosa he tenido! Ojalá me hubiera dado cuenta antes"

Por Ignacionovo
Autor: Colette. Si nos plantearan el supuesto de convertirnos en cocineros y, entre fogones, y con todo lo que tenemos en nuestra “cocina interior”, elaborar la receta de la felicidad: ¿qué ingredientes o condimentos utilizaríamos?
El planteamiento, a la par que sugestivo, es también real, ya que, al parecer, si existe una receta de la felicidad o al menos eso es lo que se desprende de las conclusiones de unas recientes Jornadas de Psicología celebradas en España.
En dichas jornadas, los expertos han subrayado que la fórmula para ser feliz se podría concretar en una dosis de optimismo, aplicado a la resolución de los problemas cotidianos y otra dosis de una concepción inteligente del hecho de ser feliz, alejada de la idea, muy extendida en la actual sociedad de consumo, de que es más feliz quién mas tiene. Por resumir: la belleza, la juventud, el amor o el dinero... no son garantía de felicidad, o lo que sé es, representa mucho más que lo que se tiene.
Hay personas que buscan, sin buscar, la felicidad, y por ello jamás la encontrarán. Personas, por ejemplo, que cifran su dicha en el afecto de otros hacia ellos, lo cual siempre traspasa la decisión de ser felices a manos ajenas. Y por haber, hay hasta personas que prefieren tener la certeza de ser miserables al hecho de arriesgarse a ser felices. La casuística es muy diversa, y, por tanto, elaborar una receta común que sea capaz de aunar todos los ingredientes válidos para elaborar una pócima universal de la felicidad, parece imposible.
A mi entender, cuestionarnos permanentemente si somos felices o no, resulta contraproducente. Medir a cada momento nuestro grado de felicidad, es estar al borde de la postración y de la angustia permanentes, porque, cualquier día y por cualquier razón, nuestra felicidad disminuirá. Pero, ¿es tan terrible experimentar, eventualmente, un descenso de un par de grados en la escala del bienestar?
La vida tiene altibajos, y no siempre estaremos en el mejor de los momentos. Creo felicidad y tristeza son paralelas entre sí y que cuando una se toma un descanso, la otra tiende a tomar el relevo. Ser felices, quizá, es aceptar y comprender esto.
El perejil, para la receta, digo, ya lo pones tú.
Reflexión final: "Eres infeliz porque no te das cuentas que eres feliz." (Fëdor Mikhailovich Dostoyevski)


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