Libros que hace 6 ó 7 años parecían vigentes ahora están como “momificados” y es que hay que asumir las duras realidades de la gestión de empresas actual:
Primera Realidad: “las estrategias tradicionales de administración de empresas ya no funcionan”
Esto no es algo que diga yo porque si, todos somos conscientes de ello, el principal problema viene dado por la constante y rapidísima evolución de empresas, mercados y productos. Esta velocidad ataca a uno de los fundamentos de las teorías estratégicas conformadas a partir de los años ochenta del pasado siglo: cada vez es más difícil mantener ventajas competitivas sostenibles a largo plazo.
Desde esta realidad se entiende el porque las herramientas para dichas teorías cada vez tienen un encaje menos plausible en la estrategia empresarial, como ejemplos basten el análisis DAFO, la matriz BCG o el análisis sectorial.
La cuestión es por qué no se superan esas teorías y se imponen unas nuevas diferentes con sus correspondientes herramientas, yo creo que las razones son varias, la primera de ellas es que la propia volatilidad imperante impide que nuevas teorías se consoliden, la segunda es que la estrategia empresarial siempre ha sido algo secundario en la inmensa mayoría de las empresas y la tercera es que hoy en día para muchas empresas es casi imposible incorporar los recursos humanos y materiales necesarios para dicho cambio.
Segunda Realidad: “ya no compiten empresas o productos, compiten modelos de negocio”
No creo necesario ponerme a enumerar casos de empresas exitosas hace 5 años que ya han caído en el olvido, para sobrevivir hay que tener muy claro:
- Actividades Clave
- Recursos clave: humanos, financieros, tecnológicos,..
- Partners Clave
- Las relaciones con los clientes
- La segmentación de los clientes
- Nuestros canales de venta
- Nuestra propuesta de valor a los clients
- Nuestra estructura de costes
- El flujo de ingresos que vayamos a conseguir
De hecho, cada vez es normal ver como las empresas mantienen a un tiempo diversos modelos de negocio según productos, clientes, áreas geográficas, etc….
Aquí no me cansaré de recomendar un libro que debería estar en la mesilla de noche de cualquier empresario – emprendedor: “Generación de Modelos de Negocio” de Alexander Osterwalder e YvesPigneur que en España publica Deusto.
Tercera Realidad: “si te acomodas tu empresa está muerta, aunque todavía no seas consciente de ello”
En un mundo en constante evolución no hay lugar para la autocomplacencia, ahora mismo muchas empresas bien administradas, con productos de calidad y marcas conocidas acaban por desaparecer víctimas de cambios en los modelos de negocio imperantes, baste con pensar en Kodak o en Blockbusters.
El cambio es la nueva norma, las ventajas competitivas son transitorias en la era de Internet, muy pocos pueden diferenciarse en base a la tecnología, las patentes o incluso los procesos de negocio y hablar de competir por precio es para el 99% una simple locura.
Quizás la única ventaja competitiva que realmente siga funcionando sea el conocimiento del cliente, lo que nos lleva al hecho de que las empresas que pretendan conocen mejor las necesidades del cliente que los propios clientes están condenadas.
En esto, golpes de genio pocos, habrá quien hable de innovaciones disruptivas en entornos hipercompetitivos al estilo Steve Jobs, para la PYME esa ideología es veneno, sinceramente, fiarlo todo a que nuestra idea sea el próximo iPhone no parece muy sabio.
Además, quién duda de que empresas como Apple no gastan millones en conocer a sus clientes y toman decisiones en consecuencia.
Así pues, la nueva administración de empresas será el resultado de la integración de tres disciplinas: estrategia, innovación y gestión del cambio.
Cuarta Realidad: “flexibles por fuera rígidos por dentro”
Como decía antes el cambio es la nueva norma, la empresa debe ser capaz de abandonar mercados o productos cuyos modelos de negocio no sean sostenibles a medio plazo, si, repito, hay que abandonar antes de que dichos modelos dejen de ser rentables nunca después.
Insisto, atar la estrategia de nuestra empresa a modelos de negocio del estilo “vaca lechera” esto es, actividades que la empresa lleva largo tiempo realizando con éxito pero que ahora dejan un rendimiento residual (a costa de dedicarles recursos y atención de los directivos) es un error, este tipo de “pesos muertos” acaban con muchas empresas de cualquier clase y tamaño.
Todo lo anterior obliga a las empresas a:
- Abandonar la ilusión de la estabilidad basada en perseguir ventajas competitivas sostenibles, la empresas ahora son como surfistas a la espera de subirse a la siguiente ola (oportunidad / tendencia) y no se las puede dejar pasar.
- La innovación debe formar parte del ADN de la empresa, al contrario de lo que muchos piensan, esto es más fácil para las PYME que para muchas grandes empresas, ojo, la innovación viene dada más por los modelos de negocio que por el I+D o la innovación de productos.
- Abandonar modelos de negocio también debe estar dentro de las dinámicas de la empresa, debe hacerse de un modo fluido y sin las resistencias y dramatismo habituales, al tiempo se debe proteger al máximo el capital humano de la empresa, es algo así como dotar a la empresa de una gran capacidad de reconfiguración.
- Saber que dejar de aplicar un modelo de negocio nunca se debe entender como un fracaso.
- Cada fase en la evolución de un modelo de negocio (pensemos en planeación, lanzamiento, desarrollo, consolidación y abandono) necesita un estilo de liderazgo diferente.
En esto no me canso de recordar que la clave para el éxito de un nuevo modelo de negocio no es la propiedad de los activos sino el acceso a los mismos.
Quinta realidad: “olvídate de hacer predicciones”
Usar datos para generar predicciones muy exactas es lento y caro, tanto para grandes empresas como para la PYME en el contexto actual vale más actuar rápidamente y tomar acciones correctivas.
Da igual las herramientas que se utilicen, desde el más sofisticado sistema de inteligencia de negocio a la más sencilla de las hojas de cálculo, la información más valiosa no es la que nos dice lo que estamos haciendo bien sino la que nos indica en que nos estamos equivocando.
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Este post lo publiqué originalmente en la web Movistar Con Tu Negocio en junio de 2013.