5 técnicas para perderle el miedo a escribir

[¡Hola! Antes de empezar con la entrada de hoy me gustaría decir oficialmente (aunque ya lo puse por Twitter este fin de semana) que The Daily Prosumer es todo un blog .com / Además le he dado una vuelta al diseño, ¿qué os parece? Todavía faltan cosas que están por venir, pero espero que la avanzadilla os guste :) Ahora sí, vamos con el post!]

A menudo me encuentro con que algunas personas me plantean cuestiones como estas: “Quiero crear un blog pero no se me da bien escribir”. “Tengo una idea de lo que quiero decir en mi cabeza, pero no sé plasmarlo por escrito”. “Me cuesta encontrar mi propia voz”. “Soy incapaz de hacer que mis textos resulten atractivos”. “Me da vergüenza que me lean y que mi texto no tenga la calidad suficiente”. “Me bloqueo ante la página en blanco”.

La respuesta que siempre doy es una pregunta: “¿Cuánto escribes al día?”. La mayor parte de las dudas que le surgen a alguien, sobre todo a un blogger o a un escritor que empieza, son las mismas y suelen estar motivadas por una razón poderosa: no practican lo suficiente. A pesar de que creo que hay gente que ha nacido con el talento para escribir, considero que no es algo innato, con lo que se nace y ya está (y si no has nacido con el don, pues te aguantas). Creo que más bien es algo para lo que algunas personas tienen cierta habilidad y facilidad, pero que también se puede aprender, adquirir, entrenar y mejorar. Llevo mucho tiempo escribiendo online y creo que lo que más me ha ayudado a mejorar mi escritura es precisamente eso: escribir. Todavía me queda mucho por aprender pero si aún estás dudando y te has sentido identificado con las cuestiones que he planteado en el párrafo anterior, te lo pregunto también  a ti: ¿Estás escribiendo lo suficiente?

La escritura es todo un mundo. No es una simple afición o hobby que tenemos unos cuantos. La escritura está en infinidad de facetas de nuestro día a día y con la fiebre tecnológica de nuestra sociedad, mucho más: forma parte de cada estado que compartimos, de cada tweet,  correo y whatsapp que escribimos y puede formar parte, obviamente, de un proyecto tan importante como tener un blog.

La escritura se vale de las palabras, que son las que aportan realidad y dan sentido a todo nuestro alrededor, que son capaces de cambiar la impresión que tenemos de algo, o la percepción de esta cosa o la otra. Escribir es jugar con las palabras, es quererlas un poquito y mimarlas también. Y es cierto, a veces uno quiere, pero le cuesta. Por eso, hoy te traigo 5 técnicas para perderle el miedo a escribir, que te ayudarán a la hora de ir entrenando y mejorando tu escritura. Espero que te sirvan ;)

1. Lo breve es mejor:

Vivimos en un mundo de inmediatez, en el que, cuanto más breve y directo sea un mensaje, mucho más efecto causa en quien lo lee. Ya no existe esa creencia de que lo que es más largo tiene más enjundia y es mejor. Cada vez que escribas, párate a leer y pregúntate si podrías decir lo que has escrito de una forma más breve, si repites expresiones, si siempre giras en torno a una misma idea pero con distintas palabras… Apuesta por la brevedad (que ojo, no es lo mismo que la pura simpleza, plana y sin sabor).

2. La tormenta de ideas:

Si te bloqueas ante la hoja en blanco y, aunque tienes claro aquello sobre lo que quieres escribir, no te salen las palabras. Relájate, respira hondo y empieza  a escribir una lista no ordenada de conceptos sueltos que tengan relación con el tema que quieres abordar. Pueden ser palabras, una frase que transmita una idea o definiciones o lenguaje que tenga relación con el tema que quieras abordar. Repasa lo escrito y ponte a redactar de nuevo, esta vez de forma ordenada, incluyendo todos los elementos de tu lista. (Más sobre tormenta de ideas)

3. Tu texto no es perfecto. ¡Ningún texto lo es!

Si eres excesivamente perfeccionista y no dejas de escuchar la vocecilla de tu editor interior diciéndote que lo que escribes es un asco, no lograrás avanzar. Relájate e intenta, por una vez, escribir todo lo que quieras de corrido. Después repasa y ve mejorando cosas, amplía información, quita todo aquello que no aporte nada y siéntete libre para publicarlo (en este caso, en un blog, por ejemplo).

4. Contra la vergüenza, las opiniones:

Mucha gente me plantea el hecho de que le avergüenza lo que escribe, pero a la vez me dice que jamás ha dejado que nadie más lo lea. ¿Cómo es posible? Una buena forma de perderle el miedo a escribir (a ese miedo concreto que viene motivado por el qué pensarán los demás) es precisamente, pedir opiniones sobre lo escrito. Generalmente, una persona ajena a ello te dirá algún fallo que encuentre, pero seguro que también, al no estar condicionado como tú, por tu inseguridad, también sepa ver las cosas buenas de tu texto (que estoy convencida, que los tiene ;)

5. Escribe, escribe, escribe:

La mejor técnica para perderle el miedo a escribir, es no dejar de escribir. La escritura se entrena, se mejora y se optimiza conforme uno más escribe. Si realmente te gustaría tener más autoconfianza a la hora de escribir, un blog puede ser tu mejor aliado, porque te obliga a escribir para mantenerlo actualizado y puede ayudarte también a ganar confianza en ti mismo cuando recibas opiniones positivas (o críticas, siempre que sean constructivas), de los demás. Así que recuerda: escribe, escribe y nunca más pares de escribir.

EXTRA, EXTRA: 3 técnicas para escribir en un blog (¡que funcionan!):

• Cuando escribas en tu blog, no te sientes a contar el rollo de turno. Establece un diálogo con el lector al que te diriges. Usa un lenguaje personal, escribe como quien lo hace para un amigo. Te soltarás enseguida cuando dejes aparcado el falso mito de que cuanto más formal, más riguroso y mejor.
• Escribe sobre cosas que te gusten y te interesen: siempre digo que cuando alguien escribe sobre lo que le gusta, se nota; y que cuando no, se nota mucho más. Te sentirás mucho más cómodo escribiendo sobre cosas que realmente te motiven y te interesen; esto hará que te dejes llevar mejor por la escritura.
• Aprende a conectar: recuerda que tu artículo no tiene por qué ser perfecto, sino transmitir una idea que tú quieras transmitir. A veces ocurre, leemos algo que en cuanto a calidad es mejorable, pero usa recursos como la brevedad, el lenguaje sencillo, la frescura y, sobre todo, la conexión con el lector, y nos gusta más que un texto literalmente perfecto.

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