Esta es exactamente la pregunta que me hago cuando veo tendencias resucitadas que ya habíamos superado: ¿qué necesidad había? Las habíamos enterrado, habíamos puesto flores sobre sus tumbas y habíamos celebrado su muerte, ¿para qué traerlas de vuelta?
Hoy, tal y como os conté por IG, hago un repaso de esas modas que, desde mi punto de vista, no tendrían que haber vuelto. Recordad que este es un post escrito desde mi propia opinión personal que en ningún caso es universal y que, además, intento escribir con cierta ironía. No os lo toméis demasiado en serio ni os lo llevéis al terreno personal, que ya sé que algunas de estas tendencias las utilizáis y las lucís como ninguna.
1- El tye-dye
Nunca fue bonito, pero puedo entender que hubo una época en la que tenía su gracia por su componente colorido y psicodélico. También puedo entender que es divertido hacerlo en casa con tus propias prendas. Pero ahora, ¿qué sentido tiene?
La filosofía hippie que caracterizaba al tye-dye en sus inicios ya prácticamente no existe. Tampoco tiene mucho sentido esa dimensión del print cuando se vende en tiendas de fast-fashion, lo cual, además, nos roba ese momento de diversión DIY.
Otra parte del éxito de teñir la ropa de forma original era, precisamente, convertir prendas básicas en prendas únicas que solo tú podías tener. Te daba personalidad y desarrollaba la creatividad. De nuevo, estos elementos ya no existen porque compramos prendas tye-dye en Zara. Ha muerto lo alternativo.
Por favor, dadle una muerte digna a este "estampado", que hoy en día está al nivel de llevar camisetas de Los Ramones sin saber siquiera que eran un grupo de música. Stop it.
Fuente: That Comfy Shop2- Las hombreras sin manga
Vi nacer esta tendencia durante un verano en Galicia. Para los que no lo sepáis, Galicia es cuna de la moda en España y muchas tendencias vienen de allí, ya que tiene una importante industria textil. El caso es que en las tiendas gallegas fue donde comencé a ver esta aberración camisetil y enseguida supe que se extendería como una enfermedad silenciosa.
Chicas, en serio, hacedme caso: no queda bien. Hace que los hombros y los brazos ganen mucho volumen y que parezcamos un malote de barrio que se acaba de apuntar al gym de boxeo. Solo puede favorecer a personas con brazos muy finitos, y aun así no queda nada elegante.
No entiendo qué tiene de bonita esta tendencia, empezando por las camisetas de algodón sin mangas que parecen de acosador de instituto de barrio. Y no, no es una cosa de género, es que a los hombres les queda igual de mal, pero parece que en su sector no ha trascendido esta moda.
Si no buscas dar una imagen "bruta" y poco favorecedora, mejor déjalo en la percha.
Fuente: H&M3- Los pantalones de talle bajo y/o de campana
Yo también siento nostalgia por los 90 y los 2000, amigas, de verdad que sí, pero no dejo que mi nostalgia dosmilera me haga llegar tan lejos como para rescatar una tendencia absolutamente aterradora. Los pantalones de campana ya eran feos en su día y solo los llevaban las chonis de mi instituto. Además, eran muy poco elegantes y estaban siempre sucios y rotos en el bajo. Así que, ¿cuál es la gracia de revivirlos?
De nuevo, los pantalones de campana casi solo favorecen a mujeres altas de piernas delgadas. No es mi caso en ninguna de las dos cosas. Si tienes muchas curvas la campana va a acentuar esos volúmenes y a acortar las piernas.
En cuanto al talle bajo, también solo favorece a mujeres con poco volumen en el abdomen. Tampoco entro en ese rango, qué desgraciadita soy... El talle bajo, para los demás mortales, es un generador de michelines y un destroza-autoestimas. Creedme, somos más felices con el talle medio-alto.
Este tipo de tendencias tenían su por qué en esa época, y es que el prototipo de mujer ideal era muy delgada y con pocas curvas. Actualmente, el ideal es una mujer con bastantes curvas y con el culo Kardashian, por lo que unos pantalones pensados para figuras más finas (rectangulares, incluso) no funciona bien en cuerpos más estructurados.
Gen Z, escuchadme una cosita: nosotras ya hemos pasado por ahí, sabemos lo horrible que es, así que, por favor, respetadnos los pantalones skinny de talle alto. En el futuro nos daréis la razón.
Fuente: Vogue UK4- La riñonera
¿Voy a ganarme enemistades con esto? Voy a ganarme enemistades por esto. Pero lo siento, tengo que ser honesta.
Las riñoneras eran ese complemento que nos regalaba la caja de ahorros cuando éramos niños y que llevábamos con mucho orgullo a las excursiones escolares para guardar nuestros 2€ y el Tamagotchi. Y ahí debieron quedarse.
Entiendo llevar riñonera para hacer deporte, lógicamente, o para salir a caminar, pasear a los perros, etc. ¿Para vestir? ¡No! Es decir, ¿pudiendo utilizar un bolso magnífico y maravilloso que te queda estupendo vas a llevar una riñonera cutre colgada al hombro? Like, really? ¿Y sin ser adolescente ni nada de eso? Que tenemos una edad, amiga...
Las riñoneras restan mucha seriedad a cualquier look, por mucho que ciertas marcas intenten hacerlas parecer estilosas. Parece que vamos a fumar al parque y a comer pipas con los del barrio. De hecho, las riñoneras más bonitas que he visto son aquellas que no parecen riñoneras ni se llevan como tal. What's the point? Parémoslo, por el bien de todos.
Fuente: Sincerely Jules5- Zapatos con plataforma
He aquí otra tendencia que debió de morir junto a los pantalones de campana. A ver, gen Z, que no caigáis en los mismos errores de los primeros millenials, que nos ha costado años superar esos traumas.
Quiero aclarar que no hablo de las plataformas normales, esas que, por ejemplo, llevan las sandalias de rafia o los zapatos de tacón. Hablo de esas plataformas gigantes que se llevaban en los 2000, no recuerdo qué nombre tenían, pero seguro que sabéis a qué me refiero.
Lo peor de todo es que la nueva fiebre plataformera pretende ir más allá. Ya no solo se conforma con estropear las deportivas, sino que también quiere unirse a las sandalias, los botines, los mocasines... Ay no, qué mal...
Solo queda bien si sois unos traperos grabando vuestro primer videoclip; si no es el caso mejor dejarlas donde están. Asumid que no quedan bien y no son bonitas. Y hacedme el favor de no combinarlas con los pantalones de campana si no queréis vestir igual que los canis de mi instituto.
Fuente: Marypaz