Recuerdo la primera vez que me tope con el señor Christian Grey. Era Navidad del 2012, en mi trabajo se estaba preparando una posada y aceptamos realizar un intercambio de regalos; había que poner 3 opciones, pero no se me ocurría un tercero y decidí poner de opción precisamente el libro “50 Sombras de Grey” dado que la mayoría lo ponía como opción, aunque debí sospechar algo cuando vi que esa mayoría eran mujeres. En un increíble error de mi parte, ni siquiera investigue de que trataba este libro y, por lo tanto, cuando lo recibí me lleve una tremendo chasco. Tanta popularidad tanto escuchar de el, para encontrarme con una versión pornográfica de “Crepúsculo”. No importa cuántas veces la gente lo niegue, pero al final esto es el mismo cuento que Stephanie Meyer conto en sus libros: la chica inepta no tan bonita que por alguna razón atrae a todo el mundo, incluido al tipo por el cual todas suspiran. Mismos pésimos personajes, misma pésima historia, mismas pésimas situaciones, no hay nada diferente.
Pero independientemente de esto, el libro tuvo un enorme éxito y, como suele pasar en los últimos anos, Hollywood decidió que era hora de adaptar esta obra a la pantalla grande. Y debo admitirlo, el resultado final no me decepciono para nada: es muy mala, como se lo pueden imaginar, aunque con un pequeño par de detalles que evitan que caiga en mi total desprecio.
Como dije en el primer párrafo, el problema principal de “50 Sombras de Grey” es que no puede escapar de sus propios orígenes: nació como un fan fiction de “Crepúsculo” y se nota con creces. Uno ve las actitudes de los personajes de Anastasia Steele (Dakota Johnson) y Christian Grey (Jamie Dornan) y rápidamente a uno le recuerdan a lo que hacían Bella Swan y Edward Cullen. Ella, tan aburrida y sin gracia como Bella; y el, tan aburrido y con nada de respeto al espacio personal como Edward.
Esto tal vez no sería un grave problema si hubiera paquete completo en cuanto a buenas actuaciones de parte de los protagonistas, pero solo se cumple con una mitad, por decirlo de una manera; mientras que Dakota Johnson está bien como Anastasia (de hecho mejora al personaje en mi opinión), Jamie Dornan es verdaderamente una roca como Christian, lo que evita que haya una buena química entre ellos ya que mientras Dakota trata de sacar lo mejor de sí y tiene, por mucho, las líneas menos malas de la película, Jamie no parece ni intentarlo, cuando escupe sus líneas en esa monótona voz es como escuchar a un robot soltar cifras.
El punto de la historia también es uno donde la película decae. Como dije, esto es “Crepúsculo”, solo que le cambiaron los nombres a los personajes, y sustituyeron toda la historia de fondo sobre vampiros por algo más “adulto” y “realista”. El detalle fue que, en el proceso de convertir a “50 Sombras de Grey” en película, terminan exhibiéndose todos los problemas de “Crepúsculo”: como una chica puede aceptar una relación así, como puede una persona encontrar el acoso como algo romántico o como sus más cercanos no le advierten de lo sospechoso de la situación.
Como alguien que leyó el libro (más no le gusto), puedo decir que como adaptación la película está bien: hay cambios, pero eran de esperar, pero se mantiene buena parte del material que había en el libro; pero sin lugar a dudas fallan al momento de querer trasladar pasión a las escenas de sexo. Si bien en el libro la historia es pésima y los personajes son malos, al menos la escenas de sexo estaban bien contadas y no se guardaban nada; cuando vi que la película aquí tendría clasificación C (R en Estados Unidos), creí que pasarían todo igual sin contenerse, pero la directora Sam Taylor-Johnson solo brinda lo “normal”: desnudo total de Dakota, y parcial de parte de Jamie. Este punto a algunos les podría valer poco, pero considerando que es lo más llamativo del libro habrá a quienes lo consideren decepcionante.
Y en cuanto a otros elementos, no hay mucho que decir: los secundarios son completamente olvidables (principalmente por el libreto que solo se enfoca en los protagonistas); la música es muy estándar (lo que es triste viendo que el encargado es ni más ni menos que Danny Elfman); hay buenas tomas de las ciudades o del campo, pero es algo que ya nos han brindado otras películas; y la mayoría de las escenas son poco memorables.
Al final, luego de tanto ruido, tanta polémica y tanta noticia alrededor, “50 Sombras de Grey” queda increíblemente como una película completamente olvidable. Tal vez en su afán de querer hacer una buena película (basados en un material mediocre), terminaron haciendo algo que no todos recordaran luego de ver. Si en verdad tienen planeadas las secuelas como han estado anunciando, sería bueno que fueran más atrevidos, deben comprender que esto no es material bueno, es simple material de marketing, simplemente sáquenle todo el jugo posible.