Revista Coaching

504.- "He aquí una cosa que cuanto más se necesita menos se estima: el consejo"

Por Ignacionovo
Autor: Leonardo Da Vinci. Dar consejo no es solo una tarea ingrata, sino profundamente peligrosa y que, además, carece de la mas mínima contraprestación para quien lo otorga. No quiero decir que haya que tratar de sacar rédito del asesoramiento desinteresado sobre una materia –la que sea- cuando alguien te pide ayuda, pero sí que, al menos, ello no conlleve tampoco una penalización para el asesor, si el consejo brindado no fructifica en el resultado que se espera. Se dan consejos, pero no el juicio para sacar provecho de ellos.
Toda situación tiene matices que la hacen única y, por ello, los consejos no se pueden trasplantar una vez abandonan las 'macetas' donde florecieron originalmente. En la resolución de los asuntos no es aplicable una receta universal que sirva para cada caso, porque todos tienen diferente tratamiento y curso, aunque aparenten ser iguales. Ni las personas que intervienen son las mismas ni las razones o fundamentos sobre los que asienta el problema son calcadas.
A veces, eso sí, hay buenos consejos que arraigan en mentes preparadas y dispuestas y que logran ampliar perspectivas y horizontes. Talentos que no es que necesitaran estrictamente la recomendación o la receta para afrontar sus retos, porque lo que fuera ya lo tenían dentro de sí, pero sí necesitaban escucharlo.
La revista estadounidense Fortune, recogió hace unos meses, en un interesante artículo, los mejores consejos que recibieron a lo largo de su carrera veinticinco de los líderes empresariales más importantes a nivel mundial: Larry Page (Google), Sam Palmisano (IBM), Mark Hurd (HP), Indra Nooyi (Pepsico) Michael Bloomberg… La lista es bastante deslumbrante.
Cito a continuación algunos de dichos consejos. Todos están enfocados al ámbito empresarial, aunque también podrían ser extrapolables al entorno de lo cotidiano. Al fin y al cabo, tampoco hay tanta diferencia entre gestionar una empresa o gestionar nuestra propia vida.
  • Solicita siempre el pedido. Cuando el cliente ha dicho que sí, no sigas hablando.
  • Enfócate en lo que haces mejor que el resto.
  • Huye de tu zona de confort.
  • Sé siempre la única persona que puede firmar tus cheques.
  • Es difícil parecer inteligente con malos números: produce buenos números y obtendrás la audiencia adecuada.
  • Asume siempre una intención positiva.
  • No intentes mantener siempre una posición de protagonismo.
  • La carrera profesional no se desarrolla de forma lineal, sino a saltos.
  • Hay que anticiparse a las oportunidades, antes de que se hagan demasiado obvias.
  • No merece la pena hacer las cosas mal y perder así una sola noche de buen sueño.
  • Sé honesto contigo mismo.
  • Pasa todo el tiempo que puedas con tus clientes.
  • El mundo de los negocios es pequeño, y las carreras profesionales largas: se siempre integro y no quieras llevarte el último dólar sobre la mesa.
  • Que no te entre el pánico.
  • Obtén un nivel fluido de inglés: es el sistema operativo del mundo.
  • No tomes la opinión de nadie como sagrada ni descartes por sistema las opiniones de nadie: mantén siempre en guardia las puertas de tu mente.
  • Haz lo que debas hacer: no sigas a la masa.
  • Durante los primeros años de tu carrera no vayas tras los títulos rimbombantes: busca jefes que puedan enseñarte algo.
  • Si tienes algo bueno que decir, ponlo por escrito, pero si tienes algo malo que decir díselo a la cara a la persona en cuestión.
  • Ten un punto de vista sobre el futuro que se base en tus clientes.
Reflexión final: "Aprovechar un buen consejo requiere de más sabiduría que darlo." (John C. Colina)



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