Autor: Lewis Carroll. No hay demasiada gente capaz de levantarse y persistir tras haber mirado al fracaso cara a cara. La mayor parte asume la decepción como punto y final a sus ilusiones y renuncian a los sueños largo tiempo acariciados, por miedo a que un nuevo intento les devuelva otra decepción. No se plantean que si emprenden de nuevo el camino, serán más sabios y que habrá errores, que por conocidos, ya no cometerán. O sea si lo intentaran estarían, objetivamente, mucho más cerca que al principio, pero aún así prefieren no volver a intentarlo.
A algunos, sin embargo, y a pesar de todos los reveses con los que tropiezan, aún les quedan ganas de inisitir. Son aquellos que entienden que alcanzar lo que uno se propone, no tiene que ver con conseguirlo en la primera tentativa, sino con el hecho de no renunciar nunca a obtenerlo.
La perseverancia es el compromiso, el trabajo duro, la paciencia, la resistencia y el ser capaces de soportar las dificultades con calma. Se trata, sobre todo, del tamaño del deseo que tenemos de alcanzar nuestro propósito. El propio deseo, la aspiración, el afán, anhelo, el apetito, la ambición… actuarán como propulsores y se convertirán en el mejor consuelo para sobrellevar las situaciones adversas y un regenerador insuperable para las ilusiones desgastadas.
Mucha gente manifiesta su interés de alcanzar un objetivo simplemente expresándolo, pero sin estar dispuestos a afrontar todo el proceso de desgaste y de esfuerzo que conlleva ir tras ello. Es decir, la práctica continua, el estudio inagotable, el agobiante insomnio; cambiar horas de placer por otras de abnegada tarea. Dejar ese o aquel viaje o tal o cual diversión… El fracaso es siempre el camino de la menor persistencia. Podremos estar decepcionados si no lo conseguimos (hasta orgullosos), pero estamos condenados si no lo intentamos.
Pero, ¿y si vienen mal dadas? Cuando algo empieza a ir mal, habremos de esperar, sin perder la calma, un tiempo razonable antes de expresar frustración. Y, como norma general, debemos proponernos siempre terminar lo que hayamos comenzado. Si nos rendimos antes de tiempo siempre, nuestra vida estará llena de pruebas, ensayos, conatos... de todo lo que quisimos hacer y jamás pudimos terminar.
"No hay nada que ocupe el lugar de la perseverancia. Ni el talento: nada más frecuente que personas de gran talento que no tienen éxito. Ni el genio: los genios incomprendidos son casi el pan de cada día. Ni la educación: el mundo está lleno de fracasados con educación. La perseverancia y la determinación son por sí mismas omnipotentes." (Calvin Coolidge)
Revista Coaching
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