Autor: Robert Frost. Aquí empieza la nueva temporada del blog. Es ya la tercera desde su nacimiento, tras una súbita gestación, allá en agosto de 2009. Espero que os siga gustando leerlo, al menos una cuarta parte de lo que a mí me gusta escribirlo.
Se disfruta en todo el proceso de construcción de cada entrada: desde que decides el tema, te documentas sobre él, encuentras la frase más apropiada, un apoyo gráfico que encaje y lo complementas con un video… todo es un desarrollo creativo emocionante. Y lo relevante no es el resultado en sí de todo este procedimiento, sino aquello que vas descubriendo, de manera colateral, en la búsqueda de lo que pretendes exactamente decir.
Ya sabéis que aunque los temas tratados sean de lo más dispares, siempre subyace una trama común a todo el blog: el afán de mejora, la superación de los obstáculos y la obtención de la motivación precisa, para conseguir alcanzar nuestros deseos y objetivos más codiciados. Todo ello como resultado del esfuerzo, en algunos casos del sacrificio y siempre a través de la actitud de no dejarnos vencer ni por las circunstancias, ni por las demoras ni por nada que podamos entender que pudiera resultar un impedimento u obstáculo para nuestros propósitos.
He querido comenzar la nueva temporada con una frase que resume el espíritu con el que todos nos deberíamos poner en pie cada mañana y salir a enfrentarnos con el mundo. Ese “sigue adelante” inicial, encierra la mayor sabiduría que un hombre puede llegar a atesorar para resolver y manejar los asuntos de su vida. No nos faltaría mucho más si solo nos centráramos en seguir adelante y proseguir el camino y la pelea, independientemente de que lo que la vida nos regale sea bueno o malo.
Bien, pero ¿y si las cosas van mal? La misma receta: sigue adelante. Nada que nos ocurra, por grave que esto sea, y hay cosas muy graves, debería hipotecar nuestro futuro de tal manera que perdiéramos cualquier mínima apetencia por salir de ese episodio negativo en algún momento.
En nuestro viaje por la vida nos enfrentaremos a decepciones tanto grandes como pequeñas. De hecho, cuando tenemos la valentía de aspirar a entrar en una vida superior, mayor es el riesgo que tenemos de ser decepcionados. Sin embargo, si somos sabios, la decepción puede moldear de manera apropiada nuestro carácter y nos puede enseñar de los reveses, aceptando la vida con todas sus decepciones inesperadas, y saliendo fortalecidos.
Todos hacemos planes, tenemos sueños y metas establecidas. Nuestros planes, o bien se materializarán o bien terminarán en un fiasco total. Lo único cierto acerca de la vida es la incertidumbre. Por lo tanto, nuestros intentos pueden terminar en gloriosa victoria o en derrota frustrante. Asumamos que tal es la naturaleza de la vida y que estamos destinados a participar en una serie de celebraciones, intercaladas con otra serie de decepciones… y que por ello no nos vamos a detener.
Siempre adelante, pase lo que pase, porque a veces para poder seguir no hay otro remedio que empezar todo de nuevo. Y esto, que para algunos será el mayor de los traumas, para otros supondrá la mayor bendición. Todo depende de cómo quieras verlo.
Reflexión final: "Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. En realidad, la vida es una calle de sentido único." (Agatha Christie)
Revista Coaching
524.- "En dos palabras puedo resumir cuanto he aprendido acerca de la vida: sigue adelante."
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