En estos días hay un montón de gente infeliz dando vueltas por el mundo. Parece que se acumulan y acumulan las razones para que la gente se sienta más infeliz que nunca. Pero, ¿quién es el responsable de esta plaga de infelicidad planetaria?
Nada es tan difícil como no autoengañarse. A menudo, los excesos en nuestro propio comportamiento derivan en que culpabilicemos de nuestros desastres al sol, a la luna y a las estrellas: como si fuéramos villanos por necesidad, tontos por imposición celestial o fracasados por un golpe ineludible del destino.
Los hombres sufren sus más grandes engaños a partir de sus propias opiniones y es desesperadamente difícil ser honesto con uno mismo. Resulta mucho más fácil, de hecho, ser honrado con el resto del mundo. Ya lo decía Dostoevsky: “Mentirnos a nosotros mismos está más profundamente arraigado que mentir a los demás.
Nunca es igual saber la verdad por ti mismo que tener que escucharla en boca de otros. Por uno mismo se ignora, se tuerce, se inventa o se disimula, por los demás es diáfana la responsabilidad que sobre lo que hacemos o dejamos de hacer se nos imputa.
Por ejemplo, el mundo está lleno de personas que creen que su talento se ha visto frustrado por una cruel fatalidad, y están convencidos de que podrían haber sido buenos escritores, pintores o músicos, si su vida solo se hubiera ordenado de forma diferente. Pero aunque todavía tienen tiempo, carecen de la resolución para hacer la reordenación necesaria de sus vidas en aras de conseguirlo. Estas personas no son mentirosos, pero están probablemente engañándose a sí mismos. Tienen el talento, pero éste no está respaldado por la suficiente determinación.
El hombre, en definitiva, prefiere creer lo que prefiere que sea verdad. Y así, corremos sin cuidado hacia el precipicio después de haber puesto algo sólido delante de nosotros... para evitar verlo llegar.
“Una de las desventajas de tener un poco de inteligencia, es que uno puede inventar mitos de su propia imaginación, y llegar a creer en ellos. Los animales salvajes, que carecen de imaginación, casi nunca hacen cosas desastrosamente estúpidas amparados en falsas percepciones del mundo que los rodea.” ET Jaynes
Fuera del autoengaño, está la verdad. Áspera, difícil de tragar, dolorosa en algún caso, pero la verdad. Solo con ella podrás construir. La mentira es maleable, inestable y perecedera. Con ella no podrás erigir nada.
Reflexión final: “Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan.” (Paulo Coelho)