Salir de la zona de confort supone afrontar nuevas experiencias, darnos la oportunidad de encarar nuevos retos o hacer las cosas de un modo distinto del que las hacemos habitualmente. ¿Pero por qué es tan importante salir de esa zona de rutina previsible? ¿Qué aprendizajes nos aportan las nuevas experiencias?
- Ponemos en práctica habilidades personales que no experimentamos si nos quedamos estancados en el plano teórico de los deseos. Solo materializamos nuestros objetivos en la realidad cuando los hacemos visibles en la práctica a través de un plan de acción. Cuando nos quedamos enredados durante horas en el plano de las hipótesis, permanecemos seguros en esa especie de protección que produce el amparo de la indecisión. Sin embargo, la experiencia nos ayuda a crecer a partir del realismo.
- La zona de confort es como el plano de esa ruta previsible que recorremos en el día a día. Y cuando salimos de esa zona de comodidad, mejoramos nuestro nivel de concentración para posicionarnos en el nuevo mapa y conocer mejor el terreno. Y además, llega un momento en el que asimilamos la nueva información hasta hacerla propia. Por tanto, nuestra zona de confort aumenta y con ello, también nuestro nivel de preparación para ampliar los límites de nuestro propio universo vital. Para explicarlo de un modo más visual, en la adolescencia aumentamos nuestras experiencias de la infancia. Y este crecimiento es ilimitado a lo largo de la vida. Pero el tiempo no lo hace todo por sí mismo. Tenemos que abrir nuevas puertas con prudencia, inteligencia emocional y actitud positiva.
- En las situaciones nuevas, experimentamos un mayor nivel de nerviosismo pero también, sentimos la satisfacción personal de haber resuelto con éxito esa vivencia. Y esto alimenta nuestra autoestima y nuestro nivel de autoconfianza.
- Las nuevas experiencias nos enseñan que, con frecuencia, nos equivocamos al hacer juicios de valor anticipados respecto de nuestras capacidades. Seguro que en algún momento de tu vida te has sorprendido a ti mismo diciéndote, “no puedo”. Y a través de la experiencia descubriste todo lo contrario, puede que incluso descubras un talento que está adormecido en ti porque no te has dado la oportunidad de entrenarlo.
- Solo si te das la oportunidad de experimentar distintos caminos podrás descubrir cuál es realmente el tuyo. Las nuevas experiencias enriquecen el corazón, incrementan la empatía y nos permiten ser más flexibles a nivel emocional al comprender que el mapa de la vida no se describe en polos opuestos de blanco o negro sino con una amplia variedad cromática de tonos distintos.
- La libertad personal también se pone en práctica a través de la experiencia. Y para ser feliz, tienes que darte el permiso de desarrollar todo tu potencial. Las nuevas experiencias nos enseñan que no existen fracasos o éxitos definitivos y tampoco absolutos puesto que incluso cuando afrontas una situación que no se ha desarrollado como te hubiese gustado, seguro que puedes extraer una lección positiva si te concentras en ello. Una lección positiva que te da sabiduría práctica para enfrentarte a esa misma situación en el futuro.
- Las nuevas experiencias nos dan vida y emociones a través de las que nos conocemos mejor a nosotros mismos.