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Asumidos los principios anteriores que refieren a las personas en la sociedad, y que analizan y regulan también sus complejas relaciones, apelamos ahora al Principio de Reciprocidad.
Como un escalón más en la valoración de las leyes esenciales de la persona y los resultados de su acción y su actitud: de su marca, en definitiva.
Si en el Principio de Causa – Efecto aludimos a las consecuencias de nuestros actos, el Principio de Reciprocidad establece la necesaria y equilibrada respuesta de la persona o grupo de personas aludidas por nuestra acción o mensaje.
En este sentido, basado en la polaridad y en la posición diferente de intereses (y a veces opuesta) se establece una correspondencia.
Esta relación debe ser regulada por los principios sociales de la confianza mutua y el compromiso de ayuda y respuesta.
Para que así se produzca las relaciones deben estar sustentadas sobre la confianza y ésta, a su vez, descansa sobre una serie de normas de actitud personal:
- Conocimiento (transmitir quién soy, qué quiero, y asegurarse de es recibido y comprendido)
- Sinceridad (certeza de mi mensaje y de su intención, sin intenciones ocultas)
- Coherencia (soy como digo que soy. Soy como ves)
- Reputación (lo que los demás validan en positivo y certifican de mi)
- Empatía (conexión emocional)
- Satisfacción (mi prueba, mi promesa de valor cumplida)
Para una marca personal el Principio de Reciprocidad se antoja como un deber, basado también en los principios de la nueva sociedad y sus relaciones: Dar, Recibir, Compartir, Agradecer.
Leer Los 10 Principios Elementales de la Marca Personal
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