Si algo he decidido con respecto al blog este último tiempo, en el que las horas del día me escasean bastante, es que solo escribiría sobre aquellos vinos que realmente me lleguen el alma, por decirlo de alguna manera. Solo hablaré de los que sean capaces de trasmitir algo más que fruta madura y roble, que hablen de su terruño, que el maquillaje no arruine sus verdadera esencia... en definitiva, de vinos auténticos. Por suerte o por desgracia, aquí cada uno hará sus valoraciones personales, no son frecuentes los vinos que me transmiten esas sensaciones, por lo que no necesito sentarme con mucha frecuencia a escribir de vinos. Pero sí es cierto también, nobleza obliga, que no es mucho lo que bebo y cuando lo hago suelo llevarme gratas sorpresas.
Conocí este vino gracias a Adrián de Vinoteca Vagos en Pontevedra, otra de las personas en la que confío plenamente a la hora de dejarme recomendar etiquetas.
7 FUENTES 2012
Vino elaborado por Suertes del Marqués, una pequeña bodega familiar situada en el Valle de la Orotava, Tenerife.
Variedades Listán Negro (90%), Tintilla y Listán blanco procedentes de diferentes parcelas con edades que van desde los 5 años hasta cepas centenarias. Su sistema de conducción varía, pero parte de estas vides se cultivan sobre un sistema muy curioso denominado “Cordón múltiple”. El tipo de suelo que domina en este valle es franco arcilloso, de origen volcánico y los viñedos oscilan entre los 350 y 700 msnm.
Por parcelas individuales, se realiza la fermentación alcohólica en tanques de acero inoxidable, usando levaduras autóctonas. Luego, el 60% del vino realiza la fermentación maloláctica y la crianza en depósitos de hormigón, mientras que el 40% restante lo hace en barricas de roble francés de 500 litros, donde permanece unos 8 meses.
Color rojo rubí, de capa media. Piernas delgadas y de lenta caída...densas holgazanas.
Nariz de volumen medio alto con mixturas de pimienta blanca, piedras, tierra, pimientos rojos y pólvora. Compleja y extrañamente seductora.
En el paladar acompaña y cautiva aún más. Filoso, vibrante, notas a frutos rojos frescos en su punto de madurez, con esa acidez típica que gusta y te hace salivar. Al fondo nuevamente aparece el pimiento morrón y notas claras de pólvora. Vertical, directo al corazón...
Recuerdo mis épocas de navidad y año nuevo en Argentina, cuando siendo pequeño lo que más me importaba era que lleguen las 12 de la noche para tirar los “cuetes” porque amaba ese olor a pólvora quemada que quedaba suspendido en el aire tras la batalla. Cómo disfrutaba ese olor. Aún hoy, muchos años después, cada vez que siento esa misma pólvora quemada puedo cerrar los ojos, trasladarme al instante a aquella época y disfrutarla nuevamente.
En parte, este vino, logró hacerme volver en el tiempo.
Este post es “No apto para realistas”. Es hermoso que un vino te haga soñar.
Gracias por leernos,Salute, Rumbovino.