La Giralda
La torre de la Giralda la reformó y la dotó del actual cuerpo de campanas el arquitecto cordobés Hernán Ruiz "el Joven"
Hernán Ruiz "el Joven" fue un arquitecto natural de Córdoba, hijo de Hernán Ruiz "el viejo", con el que trabajó durante todo el siglo XVI en numerosos lugares de Andalucía y pusieron su sello a multitud de edificios del Renacimiento.
Fue primero maestro mayor de obras de la Catedral de Córdoba y de su obispado, y a sus diseños se deben la evolución de la construcción de su cruceroy varias parroquias de la diócesis cordobesa. Valorado por sus cualidades, fue contratado en el año 1557 por la Catedral de Sevilla para ser maestro de su obra y desde 1560-1562 también de su Ayuntamiento y de toda la diócesis.También fue arquitecto de numerosas iglesias y obras civiles, y en concreto intervino en la capilla Real de la Catedral, en la sala Capitular, en el patio de los Naranjos y, especialmente, reconstruyendo la torre campanario con un nuevo cuerpo de campanas. A petición del cabildo, Hernán Ruiz colocó en lo más alto de la torre una figura (hoy conocida como "Giraldillo") que representaba "la Fe" en forma de veleta; como giraba, el pueblo comenzó a llamarla Giralda y, con el tiempo, también a toda la torre.
El caballo andaluz
El caballo pura raza español se forjó en Córdoba, en las Caballerizas Reales
Alguna cultura que Sevilla vende de sí misma es, junto al flamenco y la Semana Santa, la del caballo andaluz. Desde las primitivas ferias de ganado de origen medieval hasta la actual Feria de Abril, el caballo y las calesas constituyen su icono más importante. En la actualidad, de hecho, el caballo y el coche de caballos son el único medio de transporte permitido en el Real de la Feria.
Esta imagen casi monopolizada por los sevillanos del caballo andaluz se le debe realmente a Córdoba. Fue en Córdoba donde el rey Felipe II encargó que se crearan las Caballerizas Reales en 1570, que estuvieron en uso 1800. En ellas, se estableció que los criadores cordobeses, los más doctos en conocimientos equinos, agruparan a los mejores sementales de todas las tierras del Guadalquivir y forjaron durante más de dos siglos la genética de la raza del caballo andaluz, y por extensión una de las mejores razas de caballo del mundo.
Y de sus dependencias salieron los mejores caballos para toda España, Europa e incluso las colonias americanas.
El "Señor de Sevilla"
El autor del Cristo del Gran Poder, el "Señor de Sevilla", fue el escultor cordobés Juan de Mesa
Pocos iconos tiene Sevilla tan reconocibles (junto a la Macarena) como "Jesús del Gran Poder", que tanta devoción acumula.
Sufrió numerosos cambios a lo largo de su historia que, a comienzos del 1600, la hermandad decidió encargar una nueva imagen de Jesús Nazareno que es la que vemos en nuestros días; sin embargo, se pensó que el autor del Gran Poder había sido del artista Martínez Montañés, pero diversos estudios documentales entre 1920 y 1930 concluyeron que esto era un error de la tradición. Se descubrió entonces que el autor era realmente su aprendiz, Juan de Mesa (nacido en Córdoba en 1583).
Se comenzó a reescribir entonces la historia de esta imagineria de Sevilla, y en la actualidad en la capital sevillana se le adjudican también a este escultor de Córdoba otras obras de primera fila, hasta hace no mucho atribuidas a su maestro o a otros, como el Cristo del Amor, el Cristo de la Conversión, el Cristo de la Buena Muerte, el Cristo Yacente o la Virgen del Valle, entre otra decena de obras.
Es así que el apodado "Señor de Sevilla" nació de las manos de un cordobés.
Río Guadalquivir
La riqueza económica de Sevilla no se entendería sin el vigor del río Guadalquivir que alcanza a su paso por la provincia de Córdoba
El río Guadalquivir, con 650 km. de longitud, atraviesa tres provincias (Jaén, Córdoba y Sevilla) y su cuenca hidrográfica bebe de otras tales como Huelva, Cádiz, Granada, Málaga, Ciudad Real o Badajoz.
Sin duda, Sevilla es la que mejor ha patrimonializado, casi en exclusiva, la imagen del Guadalquivir, con sus puentes, el barrio de Triana o la Torre del Oro. Efectivamente es la gran envergadura del río a su paso por Sevilla por lo que en ella se estableció la Casa de la Contratación de Indias desde 1503 y en la actualidad la posibilidad de tener su puerto fluvial.
Todo ello es posible gracias al aporte hídrico de los territorios colindantes, y en especial a Córdoba, ya que es la provincia de donde el caudal aún tímido del Guadalquivir recibe su máxima afluencia de agua: con la aportación de los ríos Guadajoz, Guadiato, Guadalmellato, Bembézar y, sobre todo, el Genil.
El origen de la Semana Santa
La Semana Santa hunde sus raíces en los primitivos Vía Crucis que nacieron en la sierra inmediata a Córdoba en el siglo XV
El mundo cofrade es un sello de Sevilla, probablemente el más popular, siendo uno de las imágenes más tópicas de España.
Los hábitos de nazareno, los pasos de palio para los vírgenes o los tipos de marchas musicales fueron creados en Sevilla. Sin embargo, aunque la ciudad haya llevado a la Semana Santa a sus máximas cotas de creatividad y difusión, el origen histórico de la misma no es sevillano. Todos esos elementos distintivos son una creación totalmente contemporánea.
Hasta el siglo XVIII la Semana Santa no fue sino una desordenada y espontánea manifestación pública de rogativas, procesiones nocturnas, oraciones y todo tipo de eventos religiosos y teatrales, que nacieron a partir de las celebraciones pasionistas del Vía Crusis del Señor durante los días de Jueves y Viernes Santo.
Y el primer Vía Crusis que se produjo en toda Europa lo celebró en Córdoba, en las inmediaciones del actual monasterio de Santo Domingo de Scala Coeli, el fraile Beato Álvaro de Córdoba, tras su visita a Tierra Santa en 1419, desde donde lo importó.
Desde Córdoba, los dominicos irradiaron a toda la Cristiandad la costumbre de realizar el Vía Crusis, evolucionando a la posterior celebración de las procesiones pasionistas.
La aventura de Indias
En el Alcázar de Córdoba, Colón pudo auspirar sus planes de navegación, que tras el descubrimiento dotarían a Sevilla de tanto protagonismo
Cuando tras los primeros atlánticos de Colón de constatara el descubrimiento de nuevas tierras y se comenzara la organización de los territorios ultramarinos, Sevilla se convirtió por mandato real en la ciudad que centralizó de manera oficial todo el comercio con América, y todo lo relacionado con las Indias pasó durante tres siglos, para ida o para vuelta, por la capital hispalense. De ahí se derivó la enorme riqueza que acumuló la ciudad durante la época imperial.No obstante, es conocido que, antes de poder zarpar en su primer viaje en 1492, el navegante Cristobal Colón estuvo moviéndose por varias cortes europeas solicitando patrocinio para llevar a cabo su por entonces descabellada propuesta de llegar a "las Indias" por la ruta de Occidente.
Llegó a Castilla entre 1484 y 1485 a probar suerte definitiva con la reina Isabel, pero no sería hasta las famosas capitulaciones de Santa Fe (Granada) firmadas en abril de 1492 cuando, por fin, los reyes accedieron a promocionar su aventura. Y todas las negociaciones hasta que se firmó el compromiso de Santa Fe se realizaron en varias ciudades, pero sobre todo en Córdoba.
En su Alcázar se ubicó la corte de los Reyes durante la década de 1480 hasta la toma de Granada, también fue recibido varias veces el navegante para exponer su plan, y allí también se reunió (tras Salamanca) el Consejo que debía dictaminar la verosimiltud de sus cálculos.
Fue, por lo tanto, en Córdoba donde se gestó, en gran manera, la apuesta por la aventura de las Indias.
La Biblioteca Colombina
Hernando Colón, cordobés e hijo del descubridor de América, fue el creador de la Biblioteca Colombina de Sevilla
Una de las joyas del patrimonio histórico de Sevilla es la Biblioteca Colombina, un conjunto de volúmenes que recopiló en vida Hernando Colón (Nacido en Córdoba en 1488). Fue hijo de Cristobal Colón y de su segunda "mujer" (nunca se llegaron a casar), la cordobesa Beatriz Enríquez de Arana, a la que conoció durante sus largas estancias en Córdoba visitando a los Reyes.Hernando se destacó por ser un apasionado amante de los libros, comprando todos los que a su paso encontraba.
Entre libros impresos y manuscritos llegó a recopilar en su vida más de 15.000 volúmenes, con los que proyectó hacer la primera "biblioteca total" de España.
Muchos libros se dispersaron tras su muerte, y aún así se conservan unos 3.000 de su primitiva recopilación que pasaron en 1552 a la Catedral de Sevilla.
Tal fue la importancia de este conjunto de libros que desde entonces a todo el conjunto librario de la Catedral se le empezó a llamar "Biblioteca Colombina", en recuerdo de su más importante benefactor, un cordobés de cuna.